DESAFÍO EN EL GIGANTE ASIÁTICO

Hong Kong tensa el pulso a China con nuevas y masivas protestas

Un grupo de manifestantes con máscaras en el barrio gubernamental.

Un grupo de manifestantes con máscaras en el barrio gubernamental.

ADRIÁN FONCILLAS / HONG KONG (Enviado especial)

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Cortes de pelo gratuitos y novios en traje de boda fotografiándose con la muchedumbre de fondo en las concentraciones prodemocráticas mientras los líderes políticos hongkoneses brindan despreocupados con champán con sus colegas llegados de Pekín en el Día Nacional de China. La peor crisis que afronta el país en décadas ofrece paradójicas postales de calma cuando expira la primera semana.

La estrategia compartida es aguantar. CY Leung, el odiado jefe Ejecutivo de la excolonia británica, aguanta las exigencias de dimisión y espera que el próximo final de las vacaciones devuelva a los estudiantes y trabajadores a sus labores. Los concentrados aguantan porque saben que el segundo centro financiero de Asia no puede permanecer colapsado 'sine die' sin que Pekín no tome medidas.

Los líderes de la revuelta rompieron a última hora del miércoles la atonía del conflicto: si Leung no tira la toalla la medianoche del jueves, ocuparán más edificios gubernamentales. Esa es la línea roja. Las autoridades han permitido que decenas de miles de estudiantes ocupen durante días el eje financiero y comercial de la isla con un tono festivo y despreocupado, pero es improbable que la policía se mantenga al margen si llegan a producirse los prometidos asaltos.

NUEVA FASE

La violencia llevaría la protesta a una nueva fase de consecuencias imprevisibles y provocaría que Pekín apartase al inútil Gobierno de la isla y se involucrara al final en el asunto.

A las autoridades locales se les plantea un problema serio: el número de manifestantes se triplicó después de que la policía repeliera con gas lacrimógeno y esprays de pimienta a los estudiantes que el domingo intentaron entrar en una sede oficial. Cualquier muestra de violencia sólo agravará el cuadro.

INCÓGNITAS

Sobre la legitimidad de los líderes también hay incógnitas. La inmensa mayoría de los manifestantes son universitarios pacíficos que han prometido retirarse si la campaña se vuelve violenta. Están más indignados con las cargas policiales y el jefe del Ejecutivo que las ordenó que preocupados por el sufragio universal sin cortapisas que pide la plataforma Occupy Central. Cuesta imaginar a quienes están dando un ejemplo global de protesta cívica atentando contra el mobiliario urbano que ahora cuidan con esmero, aunque entre una masa de decenas de miles alguno habrá dispuesto.

La celebración del Día Nacional de China evidenció la brecha insalvable. Los estudiantes recibieron con pitos y abucheos a Leung y, cuando empezó la ceremonia del izado de bandera, callaron y le ofrecieron su espalda.

ENFRENTAMIENTOS

La jornada de ocio aumentó la presencia de manifestantes en los puntos ocupados, cada día más numerosos. Decenas de miles continúan en Gloucester Road, frente a la sede del Gobierno local. En Kowloon, al otro lado de la bahía, se cortaron nuevas calles ayer y hubo enfrentamientos entre contrarios y seguidores de Pekín.

La protesta se recrudeció en agosto cuando China confirmó que el prometido sufragio universal de 2017 incluirá un comité que seleccionará a los candidatos afines. La fórmula es calificada como farsa por el movimiento civil Occupy Central, que organizó un referéndum no reconocido donde 800.000 hongkoneses (sobre una población de siete millones) reclamaron un sufragio universal. La campaña de desobediencia civil tenía un éxito dudoso y sus líderes ya insinuaban su fracaso cuando los estudiantes se sumaron con una huelga el mes pasado. Las cargas policiales del domingo empujaron a los jóvenes a la calle.

LAS REFORMAS

Leung no mencionó la protesta, pero ha defendido las reformas democráticas que permitirán a la población elegir a su líder en lugar del actual comité de representantes. «Es definitivamente mejor tener un sufragio universal que no tenerlo. Es definitivamente mejor tener un jefe del Ejecutivo elegido por cinco millones de electores que por 1.200 personas. Y es definitivamente mejor depositar tu voto en una urna que ver por televisión cómo votan los miembros del comité de elección», dijo. Ocurre que los hongkoneses quieren de una vez por todas elegir a sus líderes después de siglo y medio tratados como una colonia por los británicos y casi dos décadas bajo el manto del Partido Comunista.

El primer objetivo de los manifestantes es cobrarse la cabeza de Leung. Los manifestantes han prometido unos días de tregua si se confirma su marcha y no hay mejor oferta para Pekín que la estabilidad. Tampoco sería el primer jefe Ejecutivo que cae debido a la presión popular.