COMIENZA UNA NUEVA ETAPA en francia

Hollande empieza dando ejemplo y rebaja los salarios del Gobierno

Sarkozy y Hollande caminan juntos en los actos del 67º aniversario del final de la segunda guerra mundial.

Sarkozy y Hollande caminan juntos en los actos del 67º aniversario del final de la segunda guerra mundial.

ELIANNE ROS
PARÍS

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La «presidencia normal» e «irreprochable» que quiere encarnar François Hollande pasa por dar ejemplo de modestia, también en la nómina. Una de las medidas que tomará el nuevo presidente francés en su primer consejo de ministros, el 16 de mayo, consistirá en rebajar un 30% su sueldo y el de los miembros del Gobierno. El jefe del Estado ganará 13.000 euros netos al mes frente a los 19.000 de Nicolas Sarkozy.

En un país que debe hacer frente a un déficit y un gasto público desbocados y al que previsiblemente tendrá que pedir sacrificios, Hollande quiere enviar un mensaje simbólico a los ciudadanos. La contención empieza por el Elíseo. Y por las empresas públicas. El nuevo presidente socialista ha prometido limitar los sueldos de los altos cargos a un máximo de 20 veces el salario mínimo de 1.398 euros mensuales.

Por el contrario, el salario mínimo debería recibir un «empujoncito», que se fijará en función del crecimiento de la economía. Si las previsiones socialistas -bastante optimistas- se cumplen, debería alcanzar los 1.640 euros brutos al mes en el 2017. Tampoco tiene previsto ahorrar dinero en el campo de la educación, en el que ha prometido crear 60.000 puestos de trabajo, 1.000 de ellos el próximo curso escolar.

Entre las medidas emblemáticas que figuran en la agenda de Hollande -y de su alianza con los verdes- está el cierre de la central nuclear de Fessenheim, la más antigua de Francia, situada en una zona sísmica. Sobre la reducción de la producción de energía nuclear, que su partido se ha comprometido a disminuir en un 25% en el horizonte del 2050, el presidente electo se ha mostrado menos explícito. Pese al impacto que ha tenido el accidente de Fukushima en la población, la dependencia de Francia de la energía atómica - cerca del 80% del consumo eléctrico del país- no permite prescindir de las centrales.

OPTIMISMO CON MERKEL / En la agenda internacional, la prioridad sigue siendo reconducir la relación con Berlín. Ante el rechazo de la canciller alemana, Angela Merkel, que el lunes reiteró su no a renegociar el tratado de disciplina presupuestaria que defiende Hollande, los socialistas se muestran determinados. «La intención de Hollande está clara y no ha cambiado», sostuvo ayer el director de su campaña, Pierre Moscovici, quien mostró convencido de que «habrá un compromiso» sobre el tratado europeo y la manera de impulsar el crecimiento.

Pero el optimista Moscovici no dio más pistas. «Hablarán directamente, porque Francia y Alemania son un motor necesario para Europa», se limitó a decir. El encuentro deberá tener lugar justo después de la investidura de Hollande, el próximo martes. Posiblemente al día siguiente. El nuevo presidente mantendrá la tradición de realizar su primera visita como jefe del Estado a Berlín, pero antes enviará a la canciller un memorando con su propuesta para «completar» el tratado.

Entre las medidas emblemáticas de Hollande destaca también la retirada de las tropas francesas de Afganistán para este mismo año. Esta promesa electoral topará con la realidad de un repliegue técnicamente dificultoso y diplomáticamente delicado, puesto que Francia se había comprometido con EEUU a mantener su Ejército hasta el 2014. Este será uno de los primeros asuntos que Hollande abordará con Barack Obama en el encuentro bilateral que mantendrán antes de las cumbres del G-8 y de la OTAN.

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