ENTREVISTA AL 'DAILY TELEGRAPH'

La esposa de Nigel Farage dice que su marido "bebe y fuma demasiado"

La alemana Kristen Farage sale en defensa del pujante líder de UKIP y niega que sea un hombre racista

Nigel Farage bebe una pinta de cerveza en un pub de Londres, este lunes.

Nigel Farage bebe una pinta de cerveza en un pub de Londres, este lunes. / periodico

BEGOÑA ARCE / Londres

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Nigel Farage, el hombre que está inyectando un peligroso populismo racista en las venas de la política británica, no predica con el ejemplo. El vencedor de las últimas elecciones europeas repite desde hace años que hay demasiados extranjeros en el Reino Unido. Pero Farage está casado en segundas nupcias con una alemana. La propaganda del UKIP proclama que los inmigrantes de dentro y fuera de la Unión Europea llegan aquí para quedarse con los puestos de trabajo de los británicos.

Pero Farage ha contratado a su esposa como secretaria particular y cobra por ello un sueldo de 33.343 euros al año. El dinero sale de los extras para gastos que el líder del UKIP recibe de Bruselas en calidad de eurodiputado. "¿No había para ese empleo ningún británico o británica a mano?", le preguntó hace poco un periodista de la BBC.

En una rara entrevista, Kristen Farage, de 49 años, mujer discreta, apenas conocida por la opinión pública, ha justificado el salario --su trabajo no tiene horarios-- y ha salido en defensa de su marido. Exintérprete en un banco alemán, niega que su esposo sea un racista, a pesar de haber dicho que no le gustaría vivir al lado de una familia de rumanos.

Hijos bilingües

"No es racista. Si lo fuera no estaría con él", ha declarado al 'Daily Telegraph', el diario favorito del electorado conservador. "No creo que haya una pizca de maldad en todo su cuerpo". Farage también ha sido criticado por decir que se sentía mal al oír en el tren lenguas extranjeras. Pero sus dos hijos son perfectamente bilingües. "Sería ridículo no darles esa oportunidad en la vida", indica su esposa.

Kristen reconoce que el político, fotografiado muy frecuentemente con una jarra de cerveza en la mano, "bebe y fuma demasiado". Además "lleva una vida febril", duerme poco y anda con la adrenalina siempre a tope. Su casa está en una zona rural de Kent, protegida por una verja de seguridad y cámaras de videovigilancia.

"No tiene mucho tiempo para la vida familiar y cuando queremos verle ponemos la tele", afirma su esposa. Tiene, además, fama de mujeriego. Se le atribuye un 'affaire' con su antigua jefa de prensa, a la que también habría estado pagando con la partida de gastos de la Unión Europea.