La errática política de Hollande en Siria

Francia, que inicialmente se negó a intervenir en Siria, ha cambiado de estrategia al constatar el avance del EI

Explosión producida en la ciudad de Marea (Alepo) durante unos combates de septiembre entre el Estado Islámico y los rebeldes sirios.

Explosión producida en la ciudad de Marea (Alepo) durante unos combates de septiembre entre el Estado Islámico y los rebeldes sirios. / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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Hace poco más de un año, Francia se negó a intervenir militarmente en Siria con el argumento de que ello no haría sino reforzar al régimen del presidente Bachar el Assad, responsable de 240.000 muertos y cientos de miles de desplazados desde el inicio de la guerra, en marzo del 2011. Sin embargo, el pasado 7 de septiembre François Hollande anunció un cambio de estrategia al constatar que el avance del autodenominado Estado Islámico suponía una amenaza, no sólo para la población siria sino también para la seguridad de los ciudadanos franceses, porque es en Siria donde la mayoría de los yihadistas dispuestos a atacar en suelo galo reciben entrenamiento. Los atentados del pasado viernes en París no han hecho más que confirmar las peores profecías.

Alegando legítima defensa, el presidente francés dio entonces la orden de iniciar vuelos de reconocimiento sobre Siria para identificar posibles objetivos. El 27 de septiembre, aviones Rafale del Ejército francés realizaron los primeros bombardeos en cooperación con los socios de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.

El objetivo fue un campo de entrenamiento yihadista cerca de Deir Ezzor, en el este de Siria, que fue totalmente destruido. Y el 9 de octubre el objetivo fue otro campo situado en Raqqa, uno de los feudos del Califato que este domingo volvió a ser objeto del intenso fuego francés lanzado desde los doce aviones que habían despegado de Emiratos Arabes y Jordania en respuesta a la serie de atentados perfectamente coordinados que asolaron la capital francesa.

Francia sostiene que el caos sirio requiere una “respuesta global” y una transición política en la que participen los elementos más “moderados” tanto del régimen como de la oposición. Pero hasta ahora, ni las operaciones de la coalición ni la intensa ofensiva rusa han dado resultados palpables y la diplomacia tropieza siempre en el papel de Assad, apoyado por Teherán y Moscú.

La errática política de Hollande hacia Siria es objeto de reiteradas críticas por parte de la oposición y su antecesor en el cargo, Nicolas Sarkozy, le sugería no hace mucho apoyarse en los países vecinos y hablar más con la Rusia de Putin, algo a lo que ahora Hollande parece dispuesto.