PRIMER MENSAJE TELEVISADO DE LA HISTORIA DE LA MONARQUÍA JAPONESA

El emperador Akihito, "profundamente preocupado", pide calma a la población

El jefe del Estado japonés asegura que los problemas en la planta de Fukushima eran impredecibles

El emperador japonés, Akihito, en un momento del discurso televisado este miércoles.

El emperador japonés, Akihito, en un momento del discurso televisado este miércoles. / MJC/gs

AGENCIAS / Tokio

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El emperador Akihito de Japón ha dirigido este miércoles un excepcional discurso televisado a la nación en el que se ha declarado "profundamente preocupado" por las consecuencias del terremoto del pasado viernes y del posterior tsunami y por el estado de alarma nuclear tras los daños sufridos en la planta de Fukushima y ha pedido calma a la población. Este es el primer mensaje televisado del jefe de Estado en 22 años de reinado y el primero que diirge un emperador japonés a su pueblo.

En un mensaje a través de la cadena de televisión pública NHK, Akihito, visiblemente apesadumbrado, ha asegurado que los problemas en la planta nuclear de Fukushima no se podían haber previsto y ha señalado que el seísmo del viernes "no tiene precedentes".

El emperador ha señalado que reza por el bienestar del máximo número de supervivientes posible tras el desastre y ha instado a los japoneses a ayudarse y a colaborar. "Espero desde el fondo de mi corazón que la gente, mano a mano, se trate con compasión para superar estos tiempos difíciles", ha dicho Akihito. El jefe del Estado ha señalado que "el número de víctimas aumenta día tras día" y las autoridades "no saben cuántos ciudadanos han muerto". "Espero sinceramente que podamos superar esta situación gracias a nuestros esfuerzos", ha añadido.

Cinco minutos y medio

La excepcionalidad del mensaje del emperador de la era Heisei (Paz) da muestra de la situación extrema que vive Japón por el seísmo de 9 grados del viernes, causante de un aún más devastador tsunami y de una crisis nuclear que tiene en vilo al mundo.

Akihito, de 77 años y salud delicada, grabó el mensaje en el Palacio Imperial y fue transmitido a primera hora de la tarde, interrumpiendo la programación de todas las cadenas. El jefe del Trono del Crisantemo, la dinastía reinante más antigua del mundo, leyó un papel sin teleprompter.

"Nunca había sucedido en Japón un terremoto de 9 grados. No sabemos todavía el número de víctimas, pero rezo para que se salve el mayor número posible", dijo a los japoneses su "tenno" (príncipe del cielo), vestido con su habitual traje gris y gesto serio. "Se ha destacado que los japoneses no han perdido la serenidad ni tampoco el orden en esta situación excepcional. Deseo de corazón que todos permanezcamos unidos para animarnos y superar este momento preocupante", indicó el emperador nipón.

El solemne momento causó sorpresa y más de una lágrima entre los japoneses, que siguen venerando a su emperador aunque ya no tenga el halo divino que rodeó a su padre, Hirohito, hasta la derrota japonesa en la segunda guerra mundial. Ha sido además la primera vez que un emperador de Japón dirige un mensaje por televisión puesto que la alocución en la que Hirohito se rindió en 1945, la primera vez que los nipones escuchaban la voz de sutenno(principe celestial), fue transmitida por la radio.

Apagones solidarios

Según la Casa Imperial, fueron Akihito y su esposa Michiko los que quisieron comunicarse con su pueblo en un mensaje por televisión, dada la magnitud de la tragedia que vive su pueblo.

Aunque hasta ahora no había expresado en público su dolor por la tragedia, la Casa Imperial había divulgado que Akihito y Michiko enviaron donaciones a las provincias más afectadas y que el Palacio Imperial se solidarizaba con los cortes de luz que sufren estos días los japoneses. La residencia del Palacio Imperial de Tokio se ha sumado a los apagones de forma voluntaria durante dos horas al día mientras la anciana pareja de monarcas solo saldrá de la residencia para actos puntuales como recorrer la zona devastada por el seísmo.

El emperador de Japón tiene un papel de monarca constitucional que sanciona los nombramientos oficiales y tiene funciones diplomáticas, sin ningún poder ejecutivo.