POLÉMICA LINGÜÍSTICA EN ALEMANIA

En casa, en alemán

El partido bávaro CSU, socio del partido de Merkel, propone que los inmigrantes hablen el idioma del país en su domicilio para facilitar la integración

J. M. FRAU
BERLÍN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con los colores de la bandera alemana de fondo -negro, rojo y oro- el sensacionalista Bild am Sonntag titulaba ayer en portada con grandes caracteres: «Los extranjeros deben hablar alemán en su casa». La noticia hacía referencia a una propuesta que será discutida en el congreso de la Unión Social Cristiana (CSU), que tendrá lugar a finales de esta semana. La CSU es el partido que gobierna desde hace más de medio siglo en Baviera, hermano de la CDU que preside Angela Merkel, y socio minoritario en el Gobierno federal. La idea del partido bávaro ya había sido difundida por otros medios, pero con el Bild am Sonntag, el dominical más vendido de Alemania, llegó el escándalo.

Los defensores de la iniciativa, que afirma que «quien quiera vivir aquí de forma duradera debe hablar alemán tanto en los espacios públicos como en su casa», argumentan que el idioma es una herramienta básica para fomentar la integración de los inmigrantes, pero sus críticos creen que la CSU, presidida por Horst Seehofer, ha ido otra vez demasiado lejos. Incluso el secretario general de CDU, Peter Tauber, afirmó que «no es asunto de la política si yo en casa hablo latín o klingón» (el idioma ideado para los alienígenas de Star Trek).

«El CSU ha llegado a Absurdistán», sentenció Yasmin Fahimi, secretaria general de los socialdemócratas del SPD. La portavoz de integración del mismo partido, Arif Tasdelen, se preguntó más en serio: «¿Por qué una pareja de ingenieros norteamericanos que viven en Baviera no pueden hablar inglés en su casa?».

«Solo falta que la CSU les diga a los ciudadanos y ciudadanas que la alfombra del salón de su casa debe ser blanca y azul» (colores del partido bávaro), afirma Elke Hallitzky, de Los Verdes en Baviera.

Aprietos para la cancillera

No es ninguna novedad que determinadas iniciativas del partido bávaro generen polémica hasta el punto de situar a la cancillera Merkel en situaciones complicadas. Durante la campaña electoral para las generales de septiembre del año pasado, el presidente bávaro propuso un peaje solo para los vehículos extranjeros que utilizaran las autopistas alemanas. Merkel afirmó, durante un debate electoral, que no estaba de acuerdo y que mientras ella fuera la jefa del Gobierno, no se pondría en práctica. Pocos meses después, cuando Sigmar Gabriel (SPD), Angela Merkel (CDU) y Horst Seehofer (CSU) presentaron el acuerdo de coalición, el bávaro mostraba su satisfacción porque el documento incluía el peaje, que el ministro de Transportes, también de la CSU, está ultimando.

Fue también Seehofer quien este año advirtió de que la libertad de movimientos en la UE para búlgaros y rumanos iba a provocar una oleada de inmigración para beneficiarse de las ayudas sociales. Tras el escándalo inicial, sus advertencias tuvieron éxito, ya que el Gobierno ha aprobado medidas para evitar el abuso del sistema social alemán por parte de ciudadanos de la UE.