TERROR YIHADISTA

Crece la amenaza de Al Qaeda cinco años después de la muerte de Bin Laden

El enfrentamiento con el EI y la atomización en grupos afiliados da fuerza a la organización terrorista

Bin Laden en una imagen de un vídeo hallado en su escondite de Abbottabad, en Pakistán.

Bin Laden en una imagen de un vídeo hallado en su escondite de Abbottabad, en Pakistán. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El 1 de mayo de 2011, minutos antes de la medianoche, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, compareció en televisión para informar de que fuerzas especiales habían matado en Abbotabad (Pakistán) a Osama Bin Laden. Poco después la euforia de celebración explotaba en la zona cero de Nueva York, el escenario del más letal atentado ideado por el líder de Al Qaeda.

Aunque Obama sigue enarbolando aquella operación como bandera de su determinación en la guerra contra el terrorismo, cinco años después ha desaparecido cualquier atisbo de euforia. Analistas, expertos e incluso miembros de la Administración observan con preocupación no solo la nueva amenaza que representa el Estado Islámico, sino también el creciente peligro que plantea el resurgimiento de una reformada y regenerada Al Qaeda.

En febrero, en una comparecencia en el Senado, el Director Nacional de Inteligencia, James Clapper, reconocía que actualmente “hay más grupos extremistas sunís violentos, terroristas y refugios que en ningún otro momento en la historia”. Admitía también que “a pesar de la presión antiterrorista que ha diezmado en buena parte el núcleo de liderazgo (de Al Qaeda) en Afganistán y Pakistán, los grupos afiliados están en posición de lograr avances en 2016”.

La muerte de Bin Laden y su sustitución en la cabeza de mando por el menos carismático Ayman al Zawahiri Ayman al Zawahiricontribuyó, precisamente, a que cobrara fuerza el fenómeno de grupos como Al Qaeda en la Península Arábiga en Yemen, Al Nusra en Siria y otras franquicias con las que está presente en más de 60 países, desde Indonesia y Nigeria hasta el Magreb, Somalia, Afganistán, Pakistán o, en lo que representa una preocupación profunda y creciente, Libia.

TENSION CON EI

De la evolución de Al Qaeda en Irak nació, además, el Estado Islámico, un grupo más brutal si cabe, que tiene como prioridad el establecimiento de un califato que Bin Laden veía como un sueño lejano y que ha puesto en su diana no solo a chiís sino también a sunís.

Y aunque eso y la feroz lucha por lograr tanto combatientes como territorios ha disparado las tensiones entre las dos organizaciones, Al Qaeda, pese a haber visto decapitada su jefatura, se está beneficiando del foco puesto por la comunidad internacional desde hace dos años en combatir al EI.

Eso al menos sugería un informe reciente del Instituto para el Estudio de la Guerra, un laboratorio de ideas de Washington, en el que se asegura que “Al Qaeda está siguiendo estrategias en fases, graduales y sofisticadas que favorecen dejar al EI atraer la atención y cometer los atentados en occidente mientras construye la infraestructura humana para lograr y sostener avances importantes en el futuro y a largo plazo”.

Otros expertos también creen que, pese a la clara amenaza que representa el EI, hay elementos tanto en la organización que lidera Abu Bakr al-Bagdadi como en la red de grupos afiliados a Al Qaeda que hacen a estos últimos potencialmente más peligrosos a largo plazo.

Uno de ellos es Scott Stewart, vicepresidente de análisis táctico en la empresa de inteligencia estratégica Stratfor, que en un especial sobre el quinto aniversario de la muerte de Bin Laden que este lunes emite CNN ha expresado su opinión de que la rigidez ideológica del EI puede restarle poder de permanencia mientras que al Qaeda “ha sido mucho más efectiva desde que se han ido moderando en la última década”.

ALIANZAS ESTRATÉGICAS

“Son ahora como el gran paraguas para los yihadistas”, ha dicho Stewart, que asegura que están cooperando con otros grupos “contra el enemigo común, algo que el EI no hace y que está dando ventaja a Al Qaeda”, que además ha desarrollado una importante estrategia de búsqueda de apoyos locales, clave para minimizar el impacto del combate antiterrorista.

Esa estrategia explica avances como los de Al Qaeda en la Península Arábiga en Yemen, donde sus combatientes se están casando con miembros de familias destacadas y están forjando alianzas con influyentes líderes tribales, o la fortaleza de Al Nusra en Siria.

“El EI intenta imponer su voluntad a la gente mientras que Al Nusra lleva cinco años integrándose en movimientos populares, compartiendo poder en pueblos y ciudades y dando a la gente en lugar de forzarles a hacer cosas”, decía recientemente en una entrevista en 'Der Spiegel' Charles Lister, autor del libro 'La yihad siria'. “Eso le ha dado a Al Qaeda un poder que el EI no tiene”.