tensión en asia

Corea del Norte tensa la cumbre de Trump y Xi lanzando un misil de medio alcance

El régimen de Kim Jong-un dispara un proyectil al mar de Japón justo antes del encuentro entre los presidentes de EEUU y China

Corea del Norte dispara un misil balístico al mar de Japón

Corea del Norte dispara un misil balístico al mar de Japón / MS JMA brv

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Corea del Norte ha subrayado su nombre en el orden del día de la inminente cumbre presidencial sinoestadounidense. El mensaje que acompañaba al misil lanzado este miércoles por la mañana es probablemente redundante, ya que tanto Washington como Pekín habían colocado a Piongyang en el apartado de urgencias, pero a sus líderes no se les conoce por su sutileza ni mesura.

El proyectil lanzado desde la costa oriental de Sinpo ha recorrido apenas 60 kilómetros antes de hundirse en el mar. Se trataría de un KN-15 de medio alcance, según analistas del Ejército estadounidense. El misil desmerece a los lanzados durante la orgía de los últimos meses, algunos de los cuales cayeron en aguas japonesas tras volar más de un millar de kilómetros. Esos 60 kilómetros, sin embargo, han sido suficientes para conseguir otra reacción airada de Tokio y las portadas mediáticas antes de que Donald Trump reciba a Xi Jinping en su residencia de Mar-a-Lago. 

El misil coincide con las maniobras militares conjuntas entre Estados Unidos y Corea del Sur que cada abril elevan la temperatura en la península. Washington desoyó la súplica china de suspenderlas para que Corea del Norte detuviera sus desmanes.

¿SE ACABÓ LA DIPLOMACIA?

Piongyang ha conseguido esta vez un sucinto e inquietante mensaje de Washington. “Ya hemos hablado suficiente de Corea del Norte. No tenemos más comentarios”, ha señalado Rex Tillerson, secretario de Estado. Podría deberse a un comprensible hastío o la confirmación de que ha terminado la época de la diplomacia. Estados Unidos ha sugerido (o al menos no ha descartado) en los últimos meses la solución militar. Tillerson aclaró semanas atrás que todas las opciones estaban sobre la mesa y Trump ha adelantado que resolverá el problema con o sin la ayuda china. En una reciente entrevista afirmó que Piongyang ya había desaprovechado múltiples ocasiones durante cuatro diferentes administraciones y que “el tiempo se ha acabado”. Washington y Seúl desarrollaron dos años atrás un plan secreto que prevé finiquitar la guerra con unos cuantos ataques selectivos que incluirían objetivos militares y la cúpula política.

Ni Estados Unidos ni Corea del Norte han frenado una escalada de provocaciones que exaspera a China. Washington devolvió ayer a Corea del Norte a la lista de países que patrocinan el terrorismo y esta aclaró que la situación está “a un suspiro de la guerra”.

DIÁLOGO DE SORDOS

Pocos asuntos separan más a China y Estados Unidos que Corea del Norte. Ambos comparten la preocupación por sus amenazas pero divergen sobre su gestión. Pekín ha intentado durante años la vía diplomática sin que Piongyang atendiera a sus súplicas ni el mundo a sus esfuerzos. En Estados Unidos está ganando terreno la vía militar.  Es previsible que en el complejo veraniego de Trump se repita el diálogo de sordos del reciente viaje de Tillerson por Asia: Estados Unidos culpando a China de desidia en el asunto y Pekín subrayando sus esfuerzos y exigiendo más autocontrol a Washington.

La agenda de la primera reunión entre los dirigentes de las dos mayores potencias se prevé apretada. La prioridad de Trump, como la de sus últimos predecesores, es conseguir unas relaciones comerciales más justas y equilibradas. La diferencia radica en que nadie se atrevió antes a presentar primero Taiwán y después Corea del Norte como moneda de cambio.