La carrera hacia el Elíseo

La campaña se endurece

El presidente saliente, Nicolas Sarkozy, rodeado de periodistas.

El presidente saliente, Nicolas Sarkozy, rodeado de periodistas.

MARTA LÓPEZ

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Vuelta a empezar. El actual presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su rival socialista, François Hollande, se lanzaron ayer de nuevo al ruedo de la campaña electoral tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el domingo. Hollande afronta esta decisiva batalla desde una posición de fuerza, con todos los sondeos a favor tras ganar a Sarkozy, el primer presidente en ejercicio de la Quinta República que pierde en primera vuelta. Es un detalle importante pero no definitivo.

El auge del Frente Nacional (FN) proyecta una sombra sobre esta primera victoria socialista que Sarkozy no va a dejar pasar porque necesita desesperadamente ese capital de votos (17,9%) a su derecha para seguir en el Elíseo tras el 6 de mayo. Y está dispuesto a luchar a cara de perro, colocando en el primer lugar de su agenda la inmigración y la seguridad, los temas favoritos del FN.

El tono que seguirá a partir de ahora la campaña de Sarkozy lo marcó anoche el candidato-presidente: «LaEuropa que no regula sus flujos migratorios, que no defiende sus fronteras, que abre sus mercados sin contrapartidas se ha acabado». Proteccionismo comercial y proteccionismo migratorio es una de las promesas electorales de Sarkozy que ahora resucita con fuerza.

Dirigiéndose directamente a a los electores del Frente Nacional, Sarkozy les dijo haber entendido su «sufrimiento», expresado a través de un «voto de crisis».

LOS DECEPCIONADOS / Pero en términos muy parecidos se manifestó Hollande, que necesita también ir sumando fuerzas para asegurar su victoria. «Hay gente que ha podido votar por cólera. Yo los quiero escuchar», afirmó el candidato socialista, convencido que en el FN hay votantes de las clases populares a los que la izquierda decepcionó en el pasado.

Sin ellos, el aspirante del PS cuenta ya con los votos del Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon (11,1%) y la ecologista Eva Joly (2,31%). Pero ante un Sarkozy que en temas de inmigración tiene las cosas claras (quiere reducir a la mitad el número de entradas cada año en el país, que son de 180.000), Hollande va con pies de plomo. Este es un terreno pantanoso que divide al electorado progresista y en el que el candidato socialista se mueve con una ambigüedad calculada que no va más allá de prometer fijar los cupos migratorios en función de la situación económica.

Saber qué harán los electores de Le Pen en segunda vuelta es un factor clave. La dirigente del Frente Nacional esperará a hablar el 1 de mayo, cuando lo más posible es que pida la abstención. La candidata ultranacionalista tiene ya la mirada puesta en las legislativas de junio y, tras dar a su partido los mejores resultados de la historia, espera conseguirle una presencia representativa en la Asamblea Nacional, donde ahora está ausente.

A Sarkozy le interesa romper esa dinámica abstencionista y atraer para sí a los votantes del FN, que según la empresa de sondeos Ipsos, le podrían apoyar en un 60%. Un 18% votaría por Hollande.

LOS CENTRISTAS / Los centristas de François Bayrou, con un 9,1% de los votos, también van a tener un peso determinante. Bayrou ya ha dicho que se pronunciará el 2 de mayo y ha avanzado que no dará consigna de voto pero que sí comunicará una posición «personal». Sin embargo, 40 cargos electos de su formación ya se adelantaron a pedir el voto para el aspirante socialista.

Con Melénchon y Joly, Hollande tiene en estos momentos más del 42% de los votos. Sarkozy, solo su 27,18%. Pero además los sondeos no le auguran nada nuevo al presidente. Hasta ocho puntos le sacaría de ventaja François Hollande en la segunda vuelta: 54% frente a 46%.

Sin embargo, el favorito sigue mostrando grandes dosis de prudencia. «Estamos confiados, pero son los franceses los que han de elegir su destino», afirmó ayer Hollande, que si gana el 6 de mayo será el segundo socialista que llega al Elíseo. Seguirá así los pasos de François Mitterrand, que gobernó durante dos mandatos, entonces de 7 años, entre 1981 y 1995.

NUEVAS MOVILIZACIONES / Para impedirlo, Sarkozy está dipuesto a gastar todos los cartuchos. Y para mantener lo más alta posible la movilización y la moral de sus tropas, anunció la celebración de un gran acto el próximo Primero de Mayo, en homenaje a aquellos que «trabajan duro». El presidente insistió en su propuesta de celebrar «tres debates televisivos» con su rival porque en su opinión, la situación excepcional que atraviesa el país así lo requiere. Hollande se niega y acepta solo un cara a cara, como es tradición en la Quinta República.