LA BÚSQUEDA SE COMPLICA

La caja negra del avión de Malasia deja de emitir señales

Las esperanzas se centran ahora en la labor de un submarino no tripulado

Operación de búsqueda a bordo de una aeronave de Nueva Zelanda, ayer.

Operación de búsqueda a bordo de una aeronave de Nueva Zelanda, ayer.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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La búsqueda del avión malasio ha entrado en una nueva fase. Las esperanzas se concentran ya en el robot submarino enviado en la noche de ayer hacia el lecho del océano para encontrar la nave. Han pasado ya 38 días desde que el vuelo MH370 desapareciera del radar con 239 personas a bordo y seis desde que fueran captadas las últimas señales de lo que podrían ser las cajas negras del aparato. Los equipos de búsqueda consideran que es un silencio suficiente para certificar que han agotado las baterías, de una duración teórica de un mes, y que las posibilidades de encontrar restos flotantes son remotas.

Una docena de aviones y 15 barcos rastrearon ayer una superficie de casi 50.000 kilómetros cuadrados a 2.200 kilómetros al noroeste de la ciudad australiana de Perth, donde es probable que el avión se hundiera tras agotar el combustible. La búsqueda visual se cancelará en un par o tres de días ya que no se ha podido encontrar todavía ni un solo resto de la nave.

SUBMARINO NO TRIPULADO / «Supongo que es momento de empezar a mirar debajo del agua», explicó Angus Houston, el coordinador de las tareas de rescate. El buque australiano Ocean Shield ha dejado de auscultar el mar con su avanzado sistema estadounidense de localización de señales. Houston también ha informado de que una muestra de la mancha de petróleo encontrada ayer en la zona de búsqueda ha sido enviada ya a Australia para su análisis. El proceso podría alargarse varios días y Houston mostró sus cautelas de que pudiera pertenecer al avión. Las pistas «más prometedoras», añadió, siguen siendo las cuatro señales recibidas la semana pasada por barcos australianos y chinos.

El dron Bluefin desplegado ayer es un submarino no tripulado que circula lentamente a pocos metros del lecho marino y dibuja mapas en tres dimensiones gracias a su sónar acústico. Puede sumergirse a 4.500 metros, la misma profundidad de la zona en donde se cree que cayó el avión. Necesita un tiempo seis veces superior para rastrear la misma área  que los localizadores de señales de barcos y los dos artilugios no pueden ser utilizados al mismo tiempo. Los equipos de búsqueda confiaban en que nuevos sonidos de las cajas negras pudieran acotar más el área.

La tarea que le espera al submarino es ardua. Podría tardar meses en cartografiar el área de 600 kilómetros cuadrados delimitada. «Quiero prevenir de las esperanzas que puede generar el envío del submarino en la detección del avión. Puede que no lo encuentre», aseguró Houston. «Repito que es un proceso lento y minucioso», añadió.

El avión MH370 desapareció una hora después de despegar de Kuala Lumpur y por motivos desconocidos dio vuelta atrás antes de adentrarse en el océano Índico. Los investigadores no descartan el fallo mecánico aunque la explicación más probable es que alguien desviara voluntariamente el vuelo.