SENTENCIA EN PHNOM PENH

Cadena perpetua para la cúpula del régimen comunista de Camboya

El tribunal condena al exjefe de Estado y al ideólogo del Jemer Rojo por crímenes contra la humanidad

El ideólogo y número dos del Jemer Rojo, Nuon Chea, asiste a la lectura del veredicto, en Phnom Penh, este jueves.

El ideólogo y número dos del Jemer Rojo, Nuon Chea, asiste a la lectura del veredicto, en Phnom Penh, este jueves. / periodico

ADRIÁN FONCILLAS / Pekín

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Hace 35 años que Vietnam, hastiado de escaramuzas fronterizas con Camboya, mandó a sus tropas para echar del poder a los jemeres rojos. En los tres años, ocho meses y 21 días anteriores, el Gobierno de Pol Pot había perpetrado un inédito caso de autogenocidio: liquidó a 1,7 millones de camboyanos, casi la cuarta parte de la población de entonces

La justicia ha dictado la primera sentencia contra sus líderes. La han escuchado impertérritos dos octogenarios achacosos: Nuon Chea, el camarada número dos, con gafas oscuras y en silla de ruedas, y Khieu Samphan, exjefe del Estado Jemer. Han sido condenados por crímenes contra la humanidad a cadena perpetua, la máxima pena prevista.

Ambos han sido considerados culpables de «exterminación que incluye asesinato, persecución política y otros actos inhumanos como el traslado forzoso, las desapariciones y los ataques contra la dignidad humana». Sus abogados han anunciado la apelación, pero continuarán en prisión debido a la gravedad de los delitos. Los dos exlíderes afrontarán un segundo juicio en septiembre por genocidio que podría alargarse durante años.

Khieu Samphan había reconocido los asesinatos masivos pero aseguró que las órdenes provenían directamente de Pol Pot, el camarada número uno, y que él carecía de poder para contradecirlo. Nuon Chea, el principal ideólogo, había acusado de las atrocidades a las tropas vietnamitas. 

El broche a uno de los capítulos más infames de la historia ha sido recibido con júbilo por cientos de camboyanos llegados a la capital desde todas las esquinas del país. Amnistía Internacional ha calificado la sentencia de «crucial paso adelante de la justicia» a pesar de la lentitud y el coste económico del tribunal, más de 200 millones de dólares. 

Principales cabecillas

Las Cámaras Extraordinarias de las Cortes de Camboya se crearon en 2006 tras una década de negociaciones entre Phnom Penh y la ONU. El Gobierno camboyano lo ha entorpecido para preservar la unidad nacional e impedir que alguno de sus miembros salga salpicado. El primer ministro, Hun Sen, fue un cargo medio jemer. Phnom Penh confiaba en que el paso del tiempo liquidase el asunto por la muerte natural de los acusados.

Pol Pot y Ta Mok, principales cabecillas, murieron sin rendir cuentas y la lentitud del proceso ha impedido más sentencias. El juicio empezó en 2011 contra otros dos líderes, el exministro de Exteriores, Ieng Sary, que murió dos años después, y su esposa y exministra de Asuntos Sociales, Ieng Thirith, retirada del proceso por demencia.

Hasta ahora sólo había sido condenado Kaing Guek Eav, el camarada Duch, por dirigir el exterminio de 16.000 camboyanos en la cárcel de Tuol Sleng o S-21. En ese centro secreto se practicó la tortura sistemática. Tras meses de interrogatorio, los detenidos eran conducidos a los campos de exterminio de Choeun Ek, donde hay 120 fosas comunes. Ahí se degollaba a adultos con hojas de palmera y se estampaba a niños contra árboles.

Los jemeres rojos impusieron su llamado 'paraíso agrario'. Se abolieron las ciudades, la moneda, la religión y la familia. Todo era del Estado. Se fomentaba la delación y el asesinato entre familiares como muestra de obediencia. Fue el experimento de ingeniería social más extremo de la historia, que dejó en pañales la Revolución Cultural maoísta de China.