Austria prohíbe la financiación foránea de los musulmanes

Viena pretende impulsar un islam que no contradiga los valores del Estado secular

Decenas de personas protestan contra la aprobación de la ley del islam.

Decenas de personas protestan contra la aprobación de la ley del islam.

EL PERIÓDICO
VIENA

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Una versión de la religión islámica que no contradiga los valores del resto de los ciudadanos y que se aleje de formatos ultraconservadores y rigoristas procedentes de los países del golfo Pérsico, antesala ideológica, según los expertos, del yihadismo que preconizan grupos como Al Qaeda Estado Islámico. Este es el objetivo que se plantea el texto actualizado de la llamada ley del islam, aprobado ayer por el Parlamento de Austria por una amplia mayoría y que pretende convertirse en ejemplo para otros países europeos afectados por la penetración de las ideas extremistas en sus comunidades musulmanas.

No se trata de un texto legal de nuevo cuño, sino de la modificación de una ley aprobada en la época del Imperio Austrohúngaro, tras la anexión de Bosnia-Herzegovina (país eslavo de mayoría musulmana) en el año 1912. El texto legal, presentado por el Gobierno de Gran Coalición ante el Parlamento de Viena, tiene como principal punto la prohibición de que las organizaciones culturales islámicas y los imanes sean financiados con fondos procedentes del extranjero. Además, se exige que los líderes religiosos musulmanes en Austria sean capaces de hablar correctamente en alemán.

Imanes locales

Ambas medidas están pensadas y diseñadas para frenar la influencia de predicadores formados en países del golfo Pérsico, e impulsar una clase de imanes nacidos, criados y formados en Austria, acostumbrados a vivir en una sociedad laica y a tratar a diario con un Estado secular. «Queremos contar en el futuro cada vez más con imanes que hayan crecido en Austria, que hablen alemán y que puedan servir de ejemplos positivos a los jóvenes musulmanes», subrayó el joven ministro de Integración, el conservador Sebastian Kurz, considerado el más popular miembro del Ejecutivo de Viena.

La ley, además, estipula que las cerca de 450 asociaciones musulmanes que actúan en el país demuestren que tienen unas «ideas positivas de la sociedad y del Estado» antes de que reciban el visto bueno por parte de las autoridades austríacas. Una primera versión de la ley, que aspiraba a imponer una versión «oficial» del Corán en lengua alemana, tuvo que ser retirada ante las protestas que suscitó entre los grupos y asociaciones de creyentes.

Con numerosos derechos

El texto legal no solo introduce obligaciones. También reconoce importantes derechos para que los creyentes musulmanes puedan practicar su religión con más facilidades y sin impedimentos. Por ejemplo, reconoce el derecho de los creyentes a disponer de salas de plegaria en el Ejército, los hospitales y las prisiones, así como la posibilidad de recibir comida halal, incluso en la escuela pública. Los asalariados musulmanes tendrán el derecho de ausentarse de su puesto de trabajo durante las festividades religiosas propias.

Austria, un país de 8,5 millones de personas, cuenta con 560.000 fieles islámicos, la mayoría de ellos procedentes de Turquía y Bosnia-Herzegovina, aunque también de Chechenia e Irán. Dos centenares de musulmanes austríacos han viajado a Siria a unirse a las filas del Estado Islámico, grupo armado liderado por Abú Baqr al Baghdady, incluyendo a chicas en edad adolescente.

La reacción de las principales organizaciones musulmanas del país fue desigual. Islamische Glaubensgemeinschaft in Österreich (IGGIÖ), la más importante federación islámica de Austria, aprobó el proyecto de ley con reservas, aunque su brazo juvenil la rechazó de plano. Otras organizaciones, como la Unión Islámico-Turca de Austria, anunciaron su intención de acudir al Tribunal Constitucional, ya que consideran «discriminatoria» con respecto a otras religiones la prohibición de recibir fondos extranjeros. La reacción más airada procedió de Diyanet, el directorado sobre Asuntos Religiosos de Turquía, que financia y envía a un número importante de los imanes que predican en Austria. Mehmet Gormez, líder de Diyanet, declaró que con semejante legislación, «las libertades religiosas en Austria retrocederán 100 años». Por su parte, el partido de extrema derecha Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ) calificó la ley de «placebo» que no reducirá los riegos de adoctrinamiento extremista entre los jóvenes musulmanes.

El Gobierno de Viena respondió a todas estas acusaciones insistiendo en que el texto refuerza el estatus legal de los musulmanes, y defiende su idoneidad. Según un reciente sondeo de opinión del instituto OGM, un 58% de los austríacos consideran que existe una «radicalización» de los musulmanes. Sin embargo, movimientos como el alemán Pegida no han logrado implantarse significativamente.