Alarma entre los mexicanos por el cónsul en Barcelona

Protesta en Barcelona por las desapariciones de Iguala, en septiembre.

Protesta en Barcelona por las desapariciones de Iguala, en septiembre.

MONTSE MARTÍNEZ / BARCELONA

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El nombramiento del nuevo cónsul de México en Barcelona, el controvertido exgobernador del estado de VeracruzFidel Herrera, ha hecho encender todas las alarmas en la comunidad mexicana en Catalunya. Especialmente entre el sólido colectivo de intelectuales y activistas pro-derechos humanos que, desde Barcelona, hacen de espejo de las protestas en suelo mexicano ante los sucesivos y brutales episodios de muerte y violencia.

«Desconcertados», «ofendidos», «indignados», incluso «asustados». Son las reacciones de mexicanos residentes en Barcelona ante la llegada del nuevo cónsul, que aterriza cargado con una mochila de graves acusaciones de vínculos con el narcotráfico y el crimen organizado en su andadura como gobernador del estado de Veracruz. Acusaciones que Herrera, pilar del PRI como el presidente mejicano Enrique Peña Nieto, niega y atribuye a una sucia estrategia política de su principal opositor político, Miguel Ángel Yunes. El estado de Veracruz es uno de los más violentos del país -asesinatos, desapariciones, extorsiones...- y uno de los más peligroso para ejercer el periodismo.

«Barcelona siempre ha sido una ciudad refugio para activistas y periodistas amenazados en México», explica Arturo Landeros, sociólogo y arquitecto residente en Catalunya hace ya más de una década y nacionalizado español.

UNA PROTESTA EN CIERNES

Landero, cabeza visible de las reivindicaciones de justicia en México -encabeza la plataforma de apoyo a los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala en septiembre del 2014-, confirma que el nombramiento de Fidel Herrera como cónsul copa la atención de la comunidad en las últimas semanas.

El desconcierto es tal que la comunidad mexicana está barajando organizar una protesta ante el consulado, en el Passeig de la Bonanova, pero, según Landeros, ya están empezando a aparecer los primeros síntomas de miedo. «Muchos se han mostrado contrarios a protestar ante el consulado por miedo y así lo han expresado», explica el activista que, asegura, temen por la familia que tienen en México.

Landeros considera que no es casualidad el desembarco de un representante del Gobierno de Peña Nieto de este perfil en un momento en el que se está trabajando en un proyecto para potenciar esta labor de acogida y refugio de amenazados en Barcelona a través de becas y otros mecanismos. «El proyecto, con la llegada de Herrera, pierde seguridad», sentencia, para añadir que cualquier profesional o activista amenazado por el narcoestado mexicano narcoestadose lo pensará antes de venir una ciudad que tiene a Herrera como cónsul - «un personaje muy conocido pero por las peores causas», apostilla-. «Su nombramiento responde a una voluntad de romper esta dinámica de atención a amenazados que prolifera en la ciudad», reflexiona el activista que, a diferencia de otros, sí se aviene a identificarse.

«DESPLEGAR LAS ANTENAS»

También se identifica la escritora y activista catalano-mexicana Lolita Bosch, que asegura que el nombramiento de Herrera «nos hace levantar las antenas a todos». «Es un mensaje ofensivo, impositivo y desafiante», asegura la activista que lidera una asociación en México.

La escritora está segura de que el nombramiento llega cargado de contenido: «Nos quieren transmitir que allí donde haya activismo contra el narcoestado llegará el Gobierno». «Trabajo con centenares de familias en México, relata Lolita Bosch, que vieron desaparecer a sus hijos cuando Fidel Herrera era gobernador de Veracruz y vieron también cómo su Gobierno no movía un dedo para encontrarlos. Fidel Herrera tiene una carga simbólica muy significativa», afirma.

Rosi Morales, gestora cultural de 36 años, habla de «burla» y avala los argumentos de sus compatriotas. «Herrera es un representante del narcoestado», sentencia para añadir: «Es terrible». Morales explica que salió de México por miedo pero ahora se siente en la obligación de luchar desde fuera. «La comunidad mexicana en Catalunya es sólida, crítica y no debemos permitir que este cónsul nos acalle», asegura Morales, para, a renglón seguido, reconocer que el nombramiento los ha dejado «fuera de combate».