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El abrazo de Obama

ANTONI GUTIÉRREZ-RUBÍ

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Nadie abraza como él. Puede perder o ganar un debate. Puede cumplir o defraudar una promesa. Puede salir derrotado en las elecciones del próximo martes, pero nadie transmite tantas emociones, con un gesto, comoBarack Obama.Ha sido el político, sin lugar a dudas, que mejor ha gestionado la imagen y las fotografías políticas, de la mano del maestro y del equipo dePete Souza, que ha retratado todo un mandato presidencial ofreciendo un relato visual extraordinario y único en la historia.Obama,con su lenguaje no verbal, puede transmitir alegría y compasión, confianza o seguridad. Sus abrazos son gestos que se convierten en proyecto y propuesta política. Lo sabe y lo saben bien sus adversarios.

Después del huracánSandy, es el momento de reparar los daños y atender a los afectados.Obama conoce el valor político de los símbolos. Su consuelo a los afectados viene precedido de otro abrazo -calculado- de gran calado: el que se dio con el gobernador republicanoChris Christie. Un político populista, con aspiraciones en el 2016, y que no ha dudado en asociarse conObama.

Por esta razón, que el gobernador de Nueva Jersey -principal zona afectada, nominado por la prensa como posible vicepresidente, y que ha sido uno de los portavoces claves deMitt Romney- aparezca en varias imágenes al lado del presidente es un hecho que habla por sí mismo. Y no solo eso. QueObama haya recibido la aprobación pública del gobernador, a siete días de que se celebren las elecciones, es indudablemente un audaz y valioso golpe de efecto político para el presidente que podría terminar por perjudicar seriamente aRomney.«Tengo que decir que el presidente ha estado todo el tiempo pendiente y merece reconocimiento por ello, ha sido un apoyo increíble y muy útil para nuestro estado», afirmóChristie.«Me importa un rábano lo que eso signifique para las elecciones», remató.

La campaña avanza

Obamatambién ha hecho todo lo posible por presentarse como comandante en jefe y no como candidato, reiterando más de una vez que lo crucial -aquí y ahora- es salvar vidas y no politizar el desastre. Sin embargo, a puerta cerrada, su campaña sigue avanzando discretamente. El equipo deObamano la ha abandonado en absoluto y sus principales portavoces siguen en acción. El vicepresidente,Joe Biden, ha comparecido en algunos actos yMichelle Obama, omnipresente y efectiva, asistió a un evento en Iowa: «Barack va a pasar por encima de la burocracia y va a suministrar en los próximos días todos los recursos que sean necesarios. Ha convertido esta tormenta en su prioridad, y va a hacer cuanto sea preciso para asegurar que los ciudadanos estén sanos y salvos», afirmó.

Obamaha aprendido las lecciones de la historia. La mala actuación deGeorge Bushen la gestión del huracánKatrina del 2005 y deBush padre con las víctimas del huracánAndrewen el sur de Florida (lo que para algunos fue determinante en su pérdida de dicho estado en las elecciones) son el ejemplo perfecto de lo que no se debería hacer. Presentarse como el líder máximo de una nación en crisis es crucial -y seguramente determinante- a estas alturas de la campaña.

Romneynecesita, urgentemente, que la campaña se reanude. YObamalo hará gradualmente.Romney no ha sido generoso y ha especulado. La imagen de un presidente protector, solidario, comprometido con las personas afectadas o vulnerables (muchas fotos con mujeres mayores) puede reforzar la tesis política de fondo de los demócratas: cuando las cosas van mal, el Estado es necesario, y el bipartidismo es posible y conveniente. Más que nunca.Obamapuede abrazar la victoria el próximo martes. Pero su posible éxito se resolverá con unafoto finish muy ajustada.

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