LOS ESTADOUNIDENSES acudeN a las urnas para renovar las dos cámaras

Marea conservadora en EEUU

IDOYA NOAIN / Nueva York

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«Mi esperanza es poder cooperar con los republicanos». Quedaban aún varias horas para que las urnas cerraran en las elecciones legislativas que Estados Unidos celebró ayer cuando el presidente, Barack Obama, pronunciaba estas palabras. Incluso sin dar por perdidas las opciones de los demócratas de frenar una debacle, Obama empezaba a plantear su posición en el futuro político que le espera, con una de las Cámaras del Congreso, quizá las dos, en manos de los conservadores. Y unas horas después se confirmaba su necesidad de estar preparado para el cambio, uno radicalmente diferente al que él propuso para llegar hasta la Casa Blanca.

La marea roja que todas las encuestas habían anticipado se extendió por Estados Unidos conforme empezaron a contarse los votos de ciudadanos que se acercaron a las urnas expresando profunda preocupación por la economía (más del 80%) y descontento tanto con el Congreso como con el presidente, al que solo el 25% considera responsable de la mala situación pero de cuyas políticas económicas desconfía uno de cada dos ciudadanos.

Y aunque al cierre de esta edición aún no se habían contabilizado los votos en los estados de la costa oeste, se daba por segura ya la conquista republicana de la Cámara de Representantes. La CNN llegaba a proyectar que ganarían 50 escaños, muy por encima de los 39 que necesitaban para alcanzar la mayoría.

La única esperanza para los demócratas de frenar el impacto de lo que Craig Shirley, un exasesor de Ronald Reagan, había anticipado como «un movimiento sísmico en la dirección del país» era mantener el control del Senado. Y aunque la primera victoria anunciada de la oposición fuera una tan significativa como la de Rand Paul, el candidato libertario del Tea Party por Kentucky, los demócratas consiguieron triunfos en estados donde se dudaba que lo hicieran como Virginia Occidental. Al cierre de esta edición la composición de la Cámara alta no estaba todavía definida.

PROYECTOS PENDIENTES / Incluso manteniendo el control del Senado, los demócratas y Obama tendrán casi imposible hacer avanzar sus proyectos legislativos, una larga lista en la que figuran aún la reforma de la inmigración, leyes energéticas y medioambientales y, sobre todo, iniciativas de impulso económico.

Pero, además, están llamados a reflexionar: han perdido apoyos entre grupos de votantes fundamentales en su base como las mujeres y los trabajadores con ingresos medios; han sufrido también la fuga de votantes independientes y de los mayores de 65 años; y lo seguro es que EEUU votó ayer contra sus recetas y en favor de una vuelta al ideario más conservador.

Queda por ver cómo responde Obama. Este ha organizado para hoy su primera comparecencia de prensa tras los comicios y solo en sus palabras podrá verse la dirección que decide tomar.

Podría, como hizo Harry Truman, optar por la confrontación directa con los republicanos, pero podría también buscar la cooperación, aunque fuera reduciendo la ambición de sus propuestas, una fórmula que aplicó Bill Clinton a partir de su contundente derrota de 1994.

MIRANDO AL 2012 / En juego están los dos próximos años de políticas y avances o retrocesos legislativos (candidatos republicanos han hecho campaña prometiendo intentar la anulación de reformas como la sanitaria o la del sistema financiero). Pero está en juego también la cita electoral del 2012, que se pone ya en el primer plano político.

Tanto John Boehner, que relevará a Nancy Pelosi como presidente de la Cámara baja, como Mitch McConnell, que hasta ahora han liderado la minoría en el Senado, han anunciado ya que se centrarán en evitar la reelección de Obama, por más que deban tener en cuenta el precio que pueden pagar con unos electores que no solo han enviado en las urnas un mensaje de reprobación al actual presidente sino, también, alestablishmentdel partido republicano, sobre todo al dar apoyo a candidatos extremistas del Tea Party.