CRÓNICA DESDE MIAMI

El último oasis del patinaje en línea

ANNA Giralt

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El patinaje en línea está en vías de extinción. Lejos queda la década de los 90, cuando formaba parte de la cultura urbana y las ciudades más vanguardistas eran un vivo exponente de ello. Quién no recuerda a esas chicas sacadas de revistas masculinas recorriendo en patines y un simple biquini las playas californianas de Malibú. O esas imágenes cinematográficas de bandas callejeras patrullando los barrios más peligrosos. Pero lo cierto es que solo con cruzar al nuevo milenio esta práctica ha ido perdiendo adeptos hasta quedarle únicamente aficionados residuales.

Los multicromáticos patines han dado paso a otras formas de moverse por las metrópolis de forma sana y ecológica. Las bicicletas y su masiva proliferación son el último ejemplo. París, Barcelona y Washington se rinden a este medio de desplazamiento impulsado con servicios para el uso ciudadano, como el popular Bicing.

También en su faceta más deportiva el patinaje en línea ha sido relegado. En el 2005 fue eliminado de los Juegos X de deportes extremos de la cadena de televisión ESPN, y falló en su intento de ser incluido en los Juegos Olímpicos.

En las playas de Miami, en cambio, los patinadores han encontrado un hábitat seguro. Al margen de sus ostentosos coches y de sus yates de ensueño, la Ciudad del Sol sigue disfrutando de sus placeres naturales. Y con ello, de un clima caribeño que hace de ella el escenario perfecto para practicar deportes en el exterior. Por eso, no es de extrañar que el paseo que bordea sus cristalinas playas sea un lugar de paso constante de patinadores en ropas deportivas, moviéndose al ritmo de sus ipodso, en su defecto, de la músicareggaetoneraque sale de los bares de Collins Avenue.

Ideales contra los atascos

Más allá de su uso recreativo, los patines en línea son para muchos el medio de transporte favorito para desplazarse por todo el sur de Miami Beach. Ideales para ir al trabajo, hacer la compra o simplemente llegar hasta la casa de unos amigos sin atascos y sin la desesperación de tener que buscar aparcamiento en este masivo foco turístico, muchas veces caótico.

Tanta es su popularidad que, desde hace 10 años, la urbe acoge un gran acontecimiento internacional que ya forma parte de su frenética agenda de actividades: el Great EsSkate. Durante tres días, cientos de patinadores de todos los rincones del planeta se reúnen en la zona de la playa para compartir su afición en este suelo de Florida, perfecto por su liso pavimento y las inmejorables condiciones meteorológicas.

Esta fiesta, como muchos la conciben, cuenta con la participación activa de la policía, quien en el pasado solía custodiar la ciudad sobre estas ruedas. Aunque de vez en cuando todavía se puede ver a un agente sobre patines, la modalidad ha quedado relegada básicamente a sus habitantes. O últimamente a los visitantes, quienes, nostálgicos de sus años de niñez, alquilan unos patines, y acaban a menudo llevándose algún que otro arañazo como suvenir.