atentado en vísperas de la cumbre de washington

El asesinato de 4 israelís enturbia el principio del proceso de paz

Policías israelís investigan en el lugar del atentado de ayer, cerca de la localidad palestina de Hebrón.

Policías israelís investigan en el lugar del atentado de ayer, cerca de la localidad palestina de Hebrón.

RICARDO MIR DE FRANCIA / Jerusalén

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No ha empezado todavía el proceso de paz, y ya hay quien quiere descarrilarlo a sangre y fuego. Cuatro colonos israelís fueron ayer asesinados en Cisjordania, solo unas horas después de que las delegaciones israelí y palestina partieran hacia Washington para relanzar las negociaciones auspiciadas por EEUU. Según las primeras pesquisas policiales, varios pistoleros ametrallaron en un cruce a dos parejas de 25 y 40 años cuando viajaban en un vehículo cerca de Hebrón. Una de las dos mujeres estaba embarazada.

Existe todavía confusión sobre la autoría del atentado, reivindicado según algunas fuentes por las milicias de Al Fatá y Hamás. De lo que no hay duda es de que varias facciones armadas lo aplaudieron. Un portavoz de Hamás en Gaza aseguró que el atentado «es la respuesta natural a los crímenes de la ocupación» y «demuestra que la resistencia sigue viva» en Cisjordania pese a los esfuerzos por descabezarla de Israel y la policía palestina. Los Comités Populares de Resistencia, activos en la franja, afirmaron que el crimen es un mensaje para la delegación palestina por embarcarse en el proceso de paz «sin el apoyo del pueblo».

También como un mensaje lo interpretó el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, quien prometió «hacer pagar un precio a los asesinos». El tiroteo de ayer pone de relieve los muchos obstáculos que esperan en el camino del presidente de EEUU, Barack Obama, empeñado en resolver el conflicto más enquistado de Oriente Próximo.

Porque al proceso de paz le sobran enemigos. Todas las facciones palestinas salvo Al Fatá, el partido del presidente Abbás, se oponen a reanudar las conversaciones en las condiciones actuales. Desde las islamistas radicales a los grupos de izquierda, pasando por conocidos independientes como Mustafá Barguti o el magnate Musir Al Masri.

Y casi lo mismo sucede en Israel. El grueso de la derecha, sea religiosa o no, abjura de la más mínima concesión territorial. Este grupo incluye a los colonos y toda su representación política, pero también a buena parte del Likud, el partido del primer ministro, Binyamin Netanyahu. Algunos de sus correligionarios han lanzado una campaña publicitaria en la que le recuerdan su promesa de no renovar la moratoria de construcción en los asentamientos en Cisjordania.

ESTA NOCHE, CENA DE LÍDERES / Esa moratoria es puro maquillaje, ya que se ha seguido construyendo a destajo, pero tiene una importancia crucial. Abbás ha anunciado que suspenderá las negociaciones si Israel no la renueva antes de que expire, el 26 de septiembre. De momento, los fastos seguirán su curso. Esta noche está previsto que cenen juntos en Washington Obama, Netanyahu, Abbás, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey de Jordania, Abdalá II. Al día siguiente se espera que oficialicen el relanzamiento de las negociaciones con una ceremonia en la Casa Blanca.

Y mientras hay que preguntarse qué ocurre en Cisjordania. Con la estadística en la mano, vive el período más tranquilo de la última década. Rebrota la economía y los atentados, como el que acabó con un policía israelí en junio, estaban siendo muy esporádicos. Las milicias han sido aparentemente desarmadas gracias a la estrecha cooperación entre la policía palestina y las fuerzas de seguridad israelís. Pero los ánimos siguen encendidos. Cada semana los colonos queman campos palestinos, apedrean viviendas o dañan mezquitas. No hay duda de que esta vez habrá una respuesta.