POLÉMICA EN TURQUÍA

El Ejército turco, acusado de usar armas químicas

Limpieza del cuerpo mutilado de un militante del PKK en Semdinli, en el sureste de Turquía, en julio.

Limpieza del cuerpo mutilado de un militante del PKK en Semdinli, en el sureste de Turquía, en julio.

ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL

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El cadáver del miembro del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que está siendo aseado y que aparece en la fotografía fue abatido por el Ejército turco el pasado mes de julio y, a pesar de que las autopsias oficiales se negaron a certificar nada inusual, la Asociación Derechos Humanos (IHD) denunció que algunos cadáveres presentan restos de productos químicos. Un informe forense del Hospital Universitario de Hamburgo, hecho a petición del semanario alemánDer Spiegel, certifica este punto.

«Hay indicios de que el Ejército turco utiliza armas químicas contra el PKK», explica a este diario Ismail Akbulut, representante de la Asociación de Derechos Humanos en la provincia de Hakkari. Turquía firmó en 1997 la Convención sobre Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de Armas Químicas y hasta ahora ha aprobado 12 inspecciones. Un representante del Gobierno ha negado que los miembros del PKK hayan sido abatidos con armas químicas, tildando las acusaciones de «propaganda del PKK».

Existe otra posibilidad. «Respecto a este último caso aún no estamos seguros de si los muertos han sido víctimas de armas químicas o se han utilizado productos químicos para deformar los cadáveres tras su muerte», dice Akbulut.

A mediados de los años 1990, la foto de un soldado turco posando con las cabezas decapitadas de dos miembros del PKK enfureció a Europa. Desde entonces no se habían detectado abusos sistemáticos de los cadáveres de los rebeldes kurdos, pero en los últimos meses las denuncias se han multiplicado.

AMENAZA CUMPLIDA / Un activista de derechos humanos explica que, en julio, recibió la llamada desesperada del único superviviente de un comando del PKK. El hombre, encarcelado, afirmaba que los soldados turcos le habían amenazado con decapitar el cuerpo de su comandante, cuyo alias era Capitán Özgür, si no cantaba. Los militares cumplieron su promesa. «Comprobamos que ocho guerrilleros habían sido mutilados. Les habían cortado manos, pies y cabeza. En el caso de las mujeres habían jugado con sus miembros sexuales», relata el activista de la organización humanitaria que atendió al denunciante.

La pasada semana se detectó otro caso: cinco cadáveres de militantes del PKK abatidos en Batman fueron devueltos a sus familias completamente calcinados, denuncia la organización humanitaria.

«El Estado turco no respeta las normas de la guerra», se queja Akbulut para añadir: «Es necesaria una investigación internacional sobre lo que está pasando».