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Ricard Estruch: «Los vecinos de Gràcia hacen vida en la calle»

La destreza de Ricard Estruch en el diseño de lámparas viste cada año la calle de Joan Blanques de Dalt en la fiesta mayor de Gràcia. Ahora, Estruch deja la Fundació Festa Major, pero se va con el premio Vila de Gràcia.

Implicación 8Ricard Estruch, en la plaza de la Virreina de Gràcia.

Implicación 8Ricard Estruch, en la plaza de la Virreina de Gràcia.

BEATRIZ PÉREZ
BARCELONA

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Ricard Estruch (Barcelona, 1949) preside la Fundació Festa Major de Gràcia desde el 2007, entidad que ganó la Creu de Sant Jordi en el 2012. En mayo, Estruch dejará un cargo que le ha vinculado aún más al barrio donde nació. Como reconocimiento a su trayectoria durante este tiempo, el 9 de abril recibió el premio de Honor de la Vila de Gràcia.

-La fiesta mayor de Gràcia es una de las más célebres de Barcelona.

- Y de Catalunya. Es una fiesta mayor de prestigio y está reconocida por la Generalitat como fiesta de interés nacional. Cumplirá 200 años en unos cuatro o cinco.

-¿Cuáles son los orígenes?

-Se remontan a la época en que Gràcia era una villa de los alrededores de Barcelona, un pequeño pueblo de las afueras de la ciudad. Para agradecer la buena recogida de la cosecha, se hacían, en torno al 15 de agosto, unas pequeñas fiestas populares en las que se adornaban las puertas y ventanas con ramas secas y flores y se organizaban comidas vecinales.

-Era a finales del siglo XIX.

-Sí. Y esta tradición se fue adaptando poco a poco. Nosotros siempre quisimos respetar esos orígenes, por eso, desde hace unos 15 años, organizamos también un concurso de balcones y portales, aparte del de las calles. Queremos recordar que los inicios de la fiesta mayor de Gràcia fueron muy humildes y familiares.

-La Fundació, fundada en 1955, prepara la fiesta durante nueve meses.

-Cierto. Lo que se ve del 15 al 21 de agosto es solo una exposición de todo lo que hacemos durante el año. La preparación de la fiesta dura lo que un embarazo y en ella se involucran unas 500 personas de varias asociaciones vecinales. Lo importante es lo que ocurre antes del 15 de agosto.

-¿Y qué ocurre?

-Pues que los vecinos de Gràcia, en sus locales, trabajan juntos, se reúnen, comparten inquietudes. En definitiva, se crea tejido vecinal. Participan también personas con discapacidad, gente muy mayor, niños muy pequeños, vecinos que no tienen ni idea de arte ni de diseño...

-¿Cuántas calles del barrio forman parte de la Fundació?

-Unas 18 o 19, cada una de ellas representada por un patrón. Luego hay personas relevantes dentro del barrio que dan su opinión como una calle cualquiera y también una directiva de entre seis y nueve personas.

-¿Cuál es la singularidad del barrio?

-Que hacemos vida en la calle. Todo lo celebramos en la calle, pues estamos muy vinculados a las agrupaciones de cultura popular. Hay gente que no entiende que un domingo por la mañana se lancen cohetes. Se piensan que esto es un barrio residencial, y no. También me preocupa que Gràcia pierda su identidad, ya que se ha puesto muy de moda. Su gente es de clase trabajadora y no puede pagar ciertos alquileres.

-Justo cuando recibe el premio de Honor de la Vila de Gràcia se va.

-Dejo solo la presidencia de la Fundació. Tengo 65 años, estoy cansado. Es un cargo que requiere mucha dedicación. Me llevo conmigo el premio del día 9, el ver toda la sala del ayuntamiento llena de gente de pie y aplaudiendo. Fue muy emotivo.

-Usted es diseñador de lámparas.

-Sí, y he vinculado mi oficio con la fiesta mayor. De hecho, la calle que hasta hace dos años llevaba, Joan Blanques de Dalt, destacaba siempre por sus iluminaciones, por sus adornos muy oníricos. Integrábamos el adorno con la luz. Otras calles han empezado a imitarnos.

-¿Han ganado premios?

-Y tanto. Durante unos 11 o 12 años, estuvimos entre los tres primeros premios. Y ganamos cuatro veces el primero.