Rosa López: ni gorda, ni triunfita, ni de España

Ni Rosa la triunfita. Ni Rosa de España. Ni Rosa la gorda. Simplemente, Rosa. Así, sin etiquetas. Han pasado muchos años desde que Rosa López ganó la primera edición de 'Operación Triunfo' (TVE) y se metió en el bolsillo a los españoles con su historia de superación. Con 36 años y ocho discos a sus espaldas, la granadina es una artista que trabaja, reflexiona, lee, se entrena diariamente, lleva una dieta vegana, se relaciona con sus amigos y con sus fans, que la han convertido en lo que es: “un ser especial”.

'Soy Rosa', el 'reality' de seis capítulos que TEN estrena el 26 de junio y que emitirá todos los lunes (21.30 horas) tratará de mostrar a la Rosa menos conocida, la auténtica, la de verdad. “Me gusta la gente real, la que tiene valores y cosas que contar”, afirma la artista, a la que se saltan las lágrimas al ver el tráiler del programa. Fan incondicional de los espacios que muestran la vida de las Kardashian (TEN) o las Campo (Telecinco) -“chapeau' por ellas”- la granadina deja claro que se entrega "entera" ante las cámaras del 'reality', sin líneas rojas. “Todo lo que tengo en mi vida es puro y limpio. Siempre he soñado con una cosa: ser libre, ser como soy”.

CONTRA LAS ETIQUETAS

A Rosa le sientan especialmente mal las etiquetas. Gorda. Exgorda. Triunfita. De España. La manía de clasificar a todo el mundo le saca de quicio. “A lo largo de todo este tiempo he evolucionado mucho. Pero la gente me sigue parando por la calle y me cantan ‘Europe’s living a celebration' [tema con el que representó a España en Eurovision en el 2002]. Lo entiendo, lo veo bien. Sin embargo, quiero crecer con mi público, que la gente vea la cantidad de cosas que llenan mi vida”, afirma la cantante, una apasionada de la Psicología (carrera que, algún día, le encantaría estudiar).

'Soy Rosa' -cuyas cámaras se meten en casa de la artista- narra el proceso de creación de su último disco, 'Kairós'. Los espectadores asistirán a sus clases de canto (y su emoción al recordar cuando se quedó sin voz); la verán también de compras de la mano de Carmen Lomana; serán testigos de la presión que supone ser Rosa de España y conocerán la química que tiene con algunos compañeros de 'Operación Triunfo', como Manu Tenorio.

El programa seguirá a la artista durante las duras y madrugadoras sesiones de entrenamiento que han cincelado su cuerpo y las jornadas de baile con el coreógrafo Poty. El público contemplará sus desayunos, comidas y cenas, inundadas de verduras y donde no aparecen bebidas enérgeticas porque "donde esté un buen coco que se quite un Aquaruis". La última entrega -que aún no se ha rodado-  se centrará en el concierto que dará en la madrileña Puerta de Alcalá el 1 de julio por la semana del Orgullo Gay.

“Vivimos en un mundo lleno de prejuicios y mi intención con este programa es que mis fans, y los que no son fans, me conozcan más, que lo hagan de verdad, que sepan cómo es mi vida profesional y también personal”, explica Rosa, que ha contado con la colaboración de “la reina de la camada”: su madre. “Para ella es muy difícil aparecer ante las cámaras, pero una madre hace lo que haga falta, así que ahí ha estado, para arroparme y apoyarme en este nuevo proyecto”.

POR INTUICIÓN

Haciendo gala de una honestidad poco frecuente el mundo artístico, Rosa deja claro que, a falta de estudios, ella se mueve por la intuición. Y, en este caso, la intuición le decía que sí, que tenía que aceptar el proyecto propuesto por TEN, que en función de cómo responda la audiencia barajará la posibilidad de una segunda temporada. “'Soy Rosa' es emoción. Es entretenimiento, risas, superación, lágrimas, energía y pasión. Es un programa para que el espectador disfrute y le quede algo después de verlo”, resume el director del canal, Javier Valero.

Ataviada con unos taconazos, una minifalda negra, una coqueta blusa sin mangas para combatir el calor y un poderoso colgante dorado, Rosa viene a decir 'aquí estoy yo, así soy yo'. "Si te gusta el programa, bien. Y si no, cambia de canal”, destaca ante la alarmada mirad de Valero, que la corrige entre risas: “Bueno, si a alguien no le gusta el programa, que espere un poco antes de cambiar”.