ESTRENO DE LA TIENDA-MUSEO EN EL PASEO DE GRÀCIA

¿Quiere conocer los secretos de la casa Dior en Barcelona?

IOSU DE LA TORRE / BARCELONA

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La proyección internacional que ha adquirido el paseo de Gràcia se comprende mejor con la oportunidad de asomarse al balcón de la primera planta del número 74. Es el espacio escogido por la casa Dior para instalarse en la milla de oro de Barcelona, a escasos pasos del hotel Majestic y de las vecinas Gucci, Bulgari y Chanel. El superlujo era esto, figurar en la agenda de los supermillonarios del planeta con París, Londres y Milán.

Dior, con 220 tiendas en 50 países, llega a la ciudad que pilota Ada Colau para quedarse de por vida. ¿Dentro de diez seguirán en el paseo de Gràcia? El sí de los representantes en Europa es rotundo. La marca Barcelona es tremenda, defienden subrayando los sobresalientes que dan sus análisis de mercado al turismo de cruceros, la cultura, la gastronomía y la metereología.

El paseante que otee al paisaje desde el salón vip de Dior entenderá muchas cosas de cómo Barcelona ha escalado en el imaginario de las grandes fortunas del mundo. Vale como ejemplo un séquito saudí, todas con niqab enlutado, salvo las asistentes filipinas que llevan las bolsas del 'shooping'. O a una pareja surcoreana vestida, también de los pies a la cabeza, con las firmas más prestigiosas y, a la vez, estrepitosas por lo fastuoso de los logotipos.

CAMBIOS PARA LOS SUADÍS

Se reúnen más argumentos sobre la mutación poniendo la oreja en los hoteles de lujo, en las oficinas de reservas en museos y en cada una de las casas firmadas por Gaudí. Cuentan que tal como crece el caudal de visitantes con talonario infinito, el sector se ha puesto las pilas para responder a la demanda cinco estrellas.

El  hotel Majestic, por ejemplo, remodela las plantas sexta y séptima para satisfacer la tendencia que llega del golfo Pérsico.

La casa Dior  –la 'maison', como les gusta pronunciar a sus ejecutivos– simboliza el futuro que aguarda a esta milla de oro en que se ha convertido el paseo de Gràcia. ¿Sólo para millonarios, para ricos muy ricos?

La 'boutique' reúne todas las esencias del universo del fundador, aquel artista francés de Normandía que sacudió el glamur de los años 60 vistiendo a Ava Gardner, aplicadas con rigor cuasicientífico por Peter Marino. Este arquitecto estadounidense, alumno de Andy Warhol, firma el diseño de los comercios de Armani, Bulgari, Chanel, Fendi, Louis Vuitton en los cinco continentes, y nunca con presupuestos inferiores a los seis millones de euros.

EL COLOR DE LA CASA

El gris es el color de Dior, un gris plata que unifica hábitat transportado a Barcelona. Sillas versallescas, mármol de geometría dior, paredes revestidas con maderas y pieles nobilísimas, espejos, murales animados de Oyoram, la chimenea firmada por Juan y Paloma Garido, colecciones de ropa y calzado, mesas de Lathe creadas por Sebastian Brajkovic, dan forma a un espacio más museo que tienda.

¿Podrán disfrutarla los barceloneses de a pie? Basta con asomarse a la puerta acristalada sobre la fachada modernista y sumergirse.