Un asunto local

Arenys de Munt, icono del independentismo tras la primera consulta simbólica, vuelve al primer plano de la actualidad por la moción de censura a su alcalde, Josep Manel Ximenis, de la CUP. Lejos de tratarse de una derivada de la política catalana, el acuerdo entre ERC, CiU y el PSC para desbancar a la CUP de la alcaldía responde a un asunto estrictamente local y, diría más, personal. No estamos ante un intento de trasladar al municipio el buen clima entre CiU y ERC en el Parlament de Catalunya. La cosa va de fílias y fobias entre el actual alcalde, de la CUP y anteriormente militante de ERC, y el jefe de filas republicano y aspirante a nuevo alcalde, Joan Rabasseda. Los mismos ediles (4) y solo 35 votos distanciaron a Ximenis y Rabasseda en los últimos comicios municipales.

De hecho, el motivo de la ruptura del pacto de gobierno entre la CUP y CiU en Arenys de Munt a principios de este verano parte de un deterioro de las relaciones entre Ximenis y los concejales de CiU, criticados por el propio alcalde por la gestión de los nacionalistas en el anterior mandato municipal. Las declaraciones del alcalde representaron un punto de inflexión en el clima entre los socios de gobierno. Un clima que no se recuperará tras el último dardo de la CUP a CiU. La pérdida de una alcaldía emblemática para la CUP es ya irreversible este mandato con una acusación, no demostrada, de tal calibre. Ximenis no volverá a ocupar el cargo sin una victoria rotunda en las urnas. Al nuevo gobierno, que promete estabilidad (8 de los 13 concejales del consistorio) tras unas semanas de minoría (la CUP se quedó en solitario con sus 4 ediles), le espera el difícil reto de evitar que Ximenis capitalize el rol de mártir. Ya se sabe que las mociones de censura las carga el Diablo.