cierre de una etapa EN BRUSELAS

La herencia que deja Barroso en la UE

Jose Manuel Durao Barroso, en Bruselas, el pasado febrero.

Jose Manuel Durao Barroso, en Bruselas, el pasado febrero.

ELISEO OLIVERAS

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La actual Comisión Europea presidida por el conservador José Manuel Durao Barroso deja como herencia un Ejecutivo comunitario sometido a las exigencias de los grandes estados de la Unión Europea (UE) y en especial de Alemania. Lejos del liderazgo político que ejercía en la etapa de Jacques Delors (enero de 1985-enero de 1995), los 10 años de los dos mandatos consecutivos de Barroso han acabado de reducir la Comisión Europea a un mero secretariado de los grandes estados de la UE.

La Comisión Europea conserva la iniciativa legislativa. Pero, como explica Barroso, antes de plantear unapropuesta consulta con las principales capitales si es aceptable. Barroso, que se distingue por decir a cada auditorio distinto lo quiere escuchar, ha evitado enfrentarse con Berlín, París y Londres. Sus proyectos legislativos se han convertido de este modo en propuestas de mínimos ya de partida, en lugar de proponer lo que realmente necesita la UE.

La sumisión a Berlín ha llevado a crear un sistema de gobierno económico en la eurozona centrado en el déficit público y la imposición de reformas, pero sin medidas de solidaridad, como un fondo para amortiguar el impacto de las reformas o la emisión de deuda en común.

Paro en cifras récord

La gestión de la crisis por parte de la Comisión Europea deja un panorama desolador de 25,7 millones de parados en la UE, 9,3 millones más que antes de la crisis, y una tasa de paro en niveles récord en la eurozona de alrededor del 12%.

La política de austeridad a ultranza y de recortes sociales, impuesta por el Ejecutivo comunitario en sintonía con Berlín, ha incrementado la población expuesta a la pobreza en la eurozona hasta el 23,8% del total y ha agravado las desigualdades sociales en España y otros países.

Mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció que se subestimó el impacto negativo de los ajustes presupuestarios en la actividad económica y que ese impacto llegó a ser tres veces superior al esperado, la Comisión Europea ha rechazado que se produjera ese error.

La Comisión Europea sostiene que esa política de ajustes, que provocó la segunda recesión en la eurozona (2013-2013) tras la crisis financiera, ha permitido salvar el euro y acabar con la crisis de la deuda pública. Pero en realidad quién salvó el euro fue el Banco Central Europeo (BCE) y Mario Draghi, su actual presidente. Primero, Draghi corrigió el error histórico de su predecesor, Jean-Claude Trichet, de subir 0,5 puntos el tipo de interés en plena crisis en el 2011 y después anunció que el BCE haría «todo lo necesario» para preservar el euro. Eso fue lo que detuvo en seco la escalada de las primas de riesgo de la deuda pública de España, Italia y los demás países.

La crisis bancaria, que ha costado 1,6 billones de euros a los ciudadanos de la UE, obligó a la Comisión Europea a abandonar su credo de desregulación financiera y a elaborar un amplio paquete de reforma bancaria. Pero la presión del sector financiero y del Gobierno británico ha limitado la amplitud de la reforma y continúan las mismas prácticas de especulación desbordada, de sueldos escandalosos y de una «banca en la sombra» cada vez más amplia que sigue escapando a la regulación (53 billones a nivel mundial).

Al persistir las dudas sobre la solidez de los bancos de la eurozona, se ha constituido una unión bancaria bajo la estricta supervisión del BCE, con unas normas comunes para resolver las quiebras y con un fondo financiado por el sector para sanear los bancos en apuros. Pero esas normas han dejado vías abiertas para que los ciudadanos aún estén expuestos a tener que aportar fondos públicos adicionales para sanear nuevas crisis bancarias durante un periodo transitorio de ocho años.

Recorte de fondos en la UE

La Comisión Europea también deja como herencia el haber aceptado y justificado un recorte en el gasto de la UE del 3,7%  (38.000 millones) para el periodo 2014-2020, impuesto por Alemania, Gran Bretaña, Holanda y Suecia y que contó con el respaldo del Gobierno de Mariano Rajoy. Este recorte limita la capacidad de la UE para contribuir a impulsar el crecimiento y la creación de empleo.

La protección de los datos personales de los ciudadanos y su derecho a la privacidad es otra de las víctimas de la era Barroso con la excusa del terrorismo. La Comisión Europea ha amparado que EEUU tenga pleno acceso a los datos personales de las transferencias financieras de los europeos. Tras el escándalo del espionaje masivo de EEUU a través de internet, la Comisión Europea se negó a incluir medidas efectivas contra esa práctica en el proyecto de directiva de protección de datos. Tuvo que ser el Parlamento Europeo quien incluyera esas enmiendas en el proyecto aún en trámite.

Incluso el Tribunal de Justicia de la UE tuvo que anular el pasado 8 de abril la directiva impulsada por la Comisión Europea que obligaba a las compañías de telecomunicaciones a conservar hasta dos años los datos de todas las comunicaciones de sus clientes porque constituía una grave violación de los derechos fundamentales. La medida sigue en vigor, porque la Comisión Europea pidió que los países no derogaran las leyes nacionales tras la sentencia.