"La guadaña dice que lamuerte a nadie perdona"

En la medianoche del Jueves Santo, diez personas ataviadas como esqueletos, con maillots negros sobre los que se ha pintado una osamenta blanca, ejecutan año tras año en Verges, localidad del Baix Empordà de unos 1.200 habitantes, la impresionante 'Dansa de la Mort'. Constituye el único ejemplo vivo en Europa de los bailes macabros surgidos en la edad media para conjurar el terror causado por las hambrunas, las guerras y la peste negra. Tono Casabó Majó (Verges, 1968), maestro en el pueblo, es uno de los organizadores de la procesión.

- Abre el cuadro el capdanser. Sí, puede llamarle así. Lleva una gran dalla en la mano con la que salta haciendo los movimientos típicos de la siega en verano, girando sobre sí mismo. La misma herramienta de payés con que la muerte siega la vida.

-¿Qué dice en el mango de la guadaña? Nemini parco, que en latín que significa "A nadie perdono". Un aviso, porque nadie escapa: ni rico ni pobre ni guapo ni feo.

- Detrás sigue el banderer. Lleva un estandarte negro en el que se lee "Lo temps és breu". Lo acompañan dos esqueletos niños que llevan platillos con ceniza. Y cierra el cuadro el esqueleto del reloj.

- Aún hay otros cinco. Uno toca el tabal (tamboril), con su sonido seco y monótono, y los otros cuatro llevan antorchas para iluminar la danza.

-¿Es difícil enseñar a los críos unos pasos tan peculiares? Los niños de Verges ya lo saben porque lo viven y acuden a ver los ensayos. Además, el Sábado de Gloria hacemos la procesión de los pequeños, a imitación de la de los adultos. Es una forma de que se aficionen y perviva la tradición. 

- ¿Pasa el papel de padres a hijos? Antes iba así, pero ahora unos estatutos lo regulan. Los niños crecen y las mallas ya no les van, mientras que los adultos están seis años de guadaña y seis de estandarte.

- ¿Usted baila? Bailé de niño como esqueleto y bailé de adulto, pero ahora hago de peregrino ciego en la procesión. Piense que en la pasión de Jesucristo que representamos se visten y participan unos 500 vecinos... También es muy bonito el carrer dels caragols.

- ¿Puede explicarlo? La procesión recorre una calle estrecha iluminada con conchas de caracol llenas de aceite –en teoría, aceite que se ha usado para freír los buñuelos– que los vecinos pegan a los muros con una especie de cemento hecho a base de agua y ceniza guardada de la lumbre durante todo el año. Pero, claro, la dansa es lo que llama más la atención porque es única; lo diferente.

- ¿De qué antigüedad hablamos? Hay diferentes teorías, pero la más plausible es que se remonte al siglo XIV, cuando la epidemia de la peste negra asoló Europa y causó una gran mortandad.

- Ya. Otros estudiosos hablan del Barroco en función de los símbolos que llevan los danzantes. Puede que la tradición se retomara en los siglos XVII o XVIII, pero el origen es medieval. De todas formas, la gente de Verges tampoco entramos demasiado en eso.

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- Lo supongo. Es un tema para expertos. Sabemos que se celebra desde hace muchísimo tiempo. Se han encontrado documentos en el Obispado de Girona que datan de 1666 y que testifican que en Verges ya se compraban cirios para la procesión.

- Deben de tener el pueblo atestado. Pues por estas fechas alcanzamos hasta las 5.000 o 6.000 personas. Aunque todo se concentra en un día, es nuestra fiesta y ya nos gusta que vengan a verla, ya.