«Ya es un sueño correr el Rally de Montecarlo»

Cumplir 18 años fue una de las primeras metas que deseó cruzar Tere Armadans. Soñaba con hacerse a la carretera volante y manillar en mano, en coche y moto. Tenía un amigo copiloto de ralis, a los que ella se aficionó mucho. Y mucho significó comprarse un Seat 127 de carreras de segunda mano y experimentar la emoción de un rali, desde la línea de salida. Sin dinero aún para inscripciones, empezó de copiloto en la popular Ronda Badalona. Y aunque se le daba muy bien, ella prefería el volante y no las notas. Y así empezó en el Volant RACC, la triple prueba de rali, circuito y montaña. El viernes su Golf enfilará en el Histórico de Montecarlo.

 

–¿Todo a punto para salir el viernes? Sí, pendientes de las previsiones meteorológicas, para ver si salimos de Barcelona con neumáticos de clavos, por si pudiéramos encontrar mucha nieve ya el primer día en la collada de Toses. 

 

–¿Qué es lo más duro de este histórico Rally de Montecarlo? La climatología, justamente. Es muy atípico que no haya nieve, especialmente al final, en la etapa de los míticos Alpes marítimos, sobre Mónaco, la famosa noche del Turini. Y las previsiones, de momento, marcan nieve.

 

–Su copiloto también es una mujer. Sí, Anna Vives, de Igualada. En las carreras nos empezaron a llamar siempre «las nenas», y ya nos dimos por bautizadas: somos las Nenas Team (www.nenasteam.com).

–¿Cree que la condición femenina aventaja en las carreras de regularidad?  Hay quien lo dice, sí, que no somos tan bruscas en los cambios. Las pruebas de regularidad exigen mucha finura en la conducción, porque consisten en seguir a rajatabla la velocidad indicada para cada tramo. No puedes comerte metros de curva, debes respetar al máximo distancias y velocidades... Eso exige mucha precisión, y coordinación y compenetración brutal con el copiloto. Nosotras la sentimos, somos íntimas amigas, un equipo muy denso.

 

–¿Cuántos ralis corren cada año? Unos diez, aproximadamente. El Montecarlo, gracias al patrocinio de Epaplus.

 

–¿Cómo pudo pasar 27 años sin pilotar en ninguna carrera, si le gusta tanto? Paré en el 84, con un hijo ya, y embarazada del segundo, que tuve en el 85. En el 87 tuve al tercero. No quería ir a ver ningún rali, precisamente porque me gustaban demasiado. Me dediqué a mis hijos y a mi trabajo como profesora de EGB.

 

–¿Y qué le hizo regresar a las carreras? Aún trabajaba como maestra, cuando me contactaron de Rally Classics, la empresa que organiza el Rally Costa Brava, para ver si podía echarles una mano en las relaciones entre la organización y los participantes. Les dije que sí y, claro, al volver a ver el rali sentí ganas de pilotar de nuevo. Se me caía la baba viendo los coches. Además, en el Costa Brava conocí a Anna Vives y ya empecé a pensar en preparar un coche. Clásico, porque en velocidad los gastos son imposibles, es demasiado profesional. 

 

–Y fue a la caza de un Golf clásico. Buscaba o un Golf o un Mini, pero me salió la oportunidad de comprar el Porsche del 87 de Manel Comas, el entrenador de baloncesto. Y ahora alternamos el Golf y el Porsche. El Golf lo localizamos por internet en Bilbao, aunque lleva matrícula de Ourense. Puse en contacto al propietario con mi mecánico, Joan Salinas, y él dio su visto bueno para que lo enviaran en grúa.

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  –Y este año irán en el Golf a Montecarlo. 

Sí, el viernes a las 16.30 horas es la salida en el muelle de la Marina, entre las torres del Arts y Mapfre. Hacia las dos creo que ya habrá ambiente de despedida y nosotras ya estaremos listas, con nuestro mecánico y nuestro especialista en logística, Guillem Pérez, que viajan en otro coche. Ya es todo un sueño correr el Rally de Montecarlo.