Periodismo de camiseta: 'Biscotto' en el ojo ajeno

El desenlace del Mundial de MotoGP con Lorenzo, Rossi y Márquez despertó mucho interés, cada uno con su camiseta

Curva hacia el título 8 Lorenzo, Márquez y Pedrosa, ayer en plena carrera en Cheste.

Curva hacia el título 8 Lorenzo, Márquez y Pedrosa, ayer en plena carrera en Cheste. / MIGUEL LORENZO

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JOAN CAÑETE BAYLE

El periodismo italiano ha aportado grandes nombres a los anales de este oficio, como Indro Montanelli, Roberto Saviano o Eugenio Scalfari. En prensa, algunas de sus cabeceras, como 'La Stampa''La Repubblica' o el 'Corriere della Sera', son clásicos del periodismo europeo. Algunos de sus editores, como Carlo de Benedetti y Silvio Berlusconi, son claves para entender el devenir mediático y político de la historia reciente de Europa.

Sí, Italia exportó las 'Mamachicho' y su prensa siempre ha estado fuertemente politizada, pero que levante la mano el ecosistema mediático que no haya usado el sexo (femenino) para vender y que no se haya encamado con la política en mayor o menor grado. Vamos, que el periodismo italiano vendría a ser como el de cualquier otra parte, con sus particularidades. Y, sin embargo, oyendo y leyendo lo que se dice aquí de la prensa italiana a partir del triángulo Marc Màrquez, Valentino Rossi y Jorge LorenzoMarc Màrquez, Valentino Rossi Jorge Lorenzo cualquiera diría que el de aquí es un periodismo ejemplar y el suyo el perfecto ejemplo del periodismo de camiseta. 'Tifosi' irracionales.

Ha sido uno de los temas de conversación predilectos en estos días: las acusaciones de Rossi de que Márquez ayudó a Lorenzo a ser campeón del mundo. Según la prensa italiana, prácticamente en bloque, el mal ganador es Lorenzo, porque se ha alzado con el título con la ayuda antideportiva de Márquez, un fraude, un 'biscotto' en su rico léxico deportivo, en toda regla. Según la española, el mal perdedor es Rossi, ya que Márquez hizo lo que tenía que hacer (competir) y Lorenzo se impuso en buena lid, como muestran todas las métricas posibles, desde los puntos hasta las victorias. Y además está lo de la patada, rodillazo o lo que fuera en el Gran Premio de MalasiaGran Premio de Malasia, que cada uno cuenta de forma diferente: una agresión de Rossi agresióno una reacción natural a una acción intolerable de Márquez, dependiendo de la camiseta. Lo curioso es que hay un vídeo, y que ese vídeo la prensa (y la opinión pública) de cada país lo ve de forma diferente, como si se empeñaran en desmentir el (falso) dicho de que una imagen vale más que mil palabras.

    Este periodismo de camiseta hace tiempo que está firmemente instalado en la prensa deportiva de muchos países, no solo en Italia y en España. Uno creció, por ejemplo, con las acusaciones de chauvinismo de los comentaristas de TVE a los realizadores de la televisión francesa por esas etapas del Tour en que las cámaras se concentraban en Laurent Fignon Bernard Hinault y no en Perico Delgado y el jovencísimo Miguel Indurain. En el último Mundial de fútbol, la prensa deportiva tardó exactamente 90 minutos en pasar a considerar a España de gran favorita a gran fiasco: los que tardó Holanda en endosarle cinco goles en el primer partido.

No hace mucho, la prensa deportiva al menos decía públicamente que no tenía colores, aunque a menudo se intuían claramente (ya saben, aquello de la mujer del César). Ahora es frecuente que el responsable de informar de un equipo admita públicamente que es de ese equipo. ¿Qué hubiese pasado si Rossi y Lorenzo se hubiesen intercambiado los papeles?, se preguntan algunos lectores. No hace falta hacer periodismo ficción: antes de Malasia, al piloto Andrea Iannone le dijeron de todo en Italia por no dejar pasar a Rossi.

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    Esta tendencia a ver el 'biscotto' en ojo ajeno no se da solo en la prensa deportiva, sino que está plenamente instalada en la conversación pública, desde los periodistas hasta los ciudadanos, en las redes y en las cartas que recibimos. ¿O es que no sabemos que muchos que defienden que la legitimidad está en los votos dirían que está en los escaños en otro escenario? ¿O que quienes se quejan ahora de que una formación pequeña influya en un Gobierno minoritario en Barcelona lo aplaudían antes en Madrid? Hablar con la camiseta puesta no es cosa solo de la prensa italiana. 

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