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Sin miedo y firme

MARTIN SCHULZ. El presidente de la Eurocámara se distingue por no tener reparos en abordar los temas comprometidos

El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el director de EL PERIÓDICO, Enric Hernàndez, en el encuentro con  diez lectores.

El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el director de EL PERIÓDICO, Enric Hernàndez, en el encuentro con  diez lectores. / JULIO CARBÓ

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ELISEO OLIVERAS / Bruselas

Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo y aspirante socialdemócrata a dirigir la próxima Comisión Europea en el 2014, se distingue de los últimos presidentes de la Eurocámara y de los demás dirigentes de las instituciones europeas por no tener miedo a hablar claro, por no rehuir los temas espinosos y por abordar los problemas de la Unión Europea (UE) desde la óptica del ciudadano. «Durante mis años de alcalde aprendí a escuchar los problemas de la gente y esto sigue siendo una parte importante de mi trabajo», comenta.

Schulz, como han podido comprobar los líderes de los Veintiocho, no vacila en exponer con firmeza sus reflexiones y los planteamientos de la Eurocámara sobre los diferentes cuestiones de actualidad o las crisis que afronta la UE, aunque esas posiciones no sean compartidas por los jefes de Estado y de Gobierno europeos.

En la cumbre europea de la semana pasada, Schulz fue el único dirigente que se atrevió a proponer algunas medidas de represalia contra EEUU por el escándalo del espionaje masivo norteamericano a las comunicaciones privadas de los ciudadanos, los gobiernos y las instituciones europeas, como suspender el acuerdo de acceso de EEUU a los datos personales de las transferencias bancarias de los europeos y paralizar las negociaciones del acuerdo de libre comercio.

Mientras la Comisión Europea optaba por seguir claudicando ante Washington y los líderes pactaban una tibia declaración, que ni siquiera condenaba esa violación masiva de los derechos de los ciudadanos, Schulz se preguntó públicamente: «¿Se imaginan cuál habría sido la reacción de EEUU si los servicios secretos europeos hubieran espiado al presidente Obama?». «¿Cómo podemos negociar un acuerdo de libre comercio con EEUU si los representantes norteamericanos saben exactamente lo que vamos a proponer en la mesa de negociaciones antes de que lo hagamos?», añadió.

Schulz se ha distinguido asimismo por sus críticas a la política de ajustes a ultranza impulsada por la Comisión Europea, por Alemania y sus aliados, por su apoyo a recortar los sueldos escandalosos de los banqueros y por su lucha contra el recorte del presupuesto de la UE.

Nacido hace 57 años en la localidad alemana de Hehlrath, cerca de Aquisgrán, tuvo que renunciar a los 18 años a su sueño de convertirse en jugador de fútbol profesional debido a dos graves lesiones en la rodilla. Schulz optó entonces por transformar su pasión por los libros en un modo de vida. Tras aprender los secretos del oficio, trabajó en diferentes librerías y editoriales y en 1982 creó su propia librería, que dirigió con éxito durante 12 años.

Europeísta ferviente, Schulz entró en la política muy joven, afiliándose a los 19 años al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). A los 31 años fue elegido alcalde de Würselen, en 1991 se incorporó al consejo del SPD y, en 1994, obtuvo su primera acta de eurodiputado.

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Su carrera política se vio catapultada en el 2003 tras un vivo debate en la Eurocámara con Silvio Berlusconi, entonces primer ministro italiano. Berlusconi, acorralado por las críticas de Schulz a su gestión como presidente semestral de la UE, le insultó recomendándole que actuara en una película en el papel denigrante de un capo de un campo de concentración nazi. Schulz fue elegido en el 2004 presidente del grupo socialista y en enero del 2012 asumió la presidencia de la Eurocámara.

Gran lector del historiador británico Eric Hobsbawm, Schulz lamenta que en algunos países «se ha creado una casta política que está completamente desconectada del resto de la gente». Preocupado por la crisis de confianza que sufre la UE a causa de «las palabras huecas y las promesas incumplidas» de los políticos, Schulz estima que las elecciones europeas de mayo del 2014 son claves para afianzar la integración europea y frenar el auge de los populismos y la extrema derecha.