Las opiniones

El hábitat natural

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Marga Macías
EXPERTA EN ADIESTRAMIENTO CANINO. escola de Prevenció i Seguretat Integral (UAB)

El proceso de domesticación del perro, iniciado hace más de 15.000  años, fue resultado de la selección natural de aquellos lobos ancestrales que presentaban menor distancia de fuga hacia los primeros asentamientos humanos; es decir, no fue el hombre quien domesticó al perro, sino que la relación apareció de forma natural y se afianzó con el paso del tiempo. ¿Qué implicaciones tiene este acercamiento? Destacaré dos. Primera, el perro dejó prácticamente desde sus orígenes el nicho ecológico (posición relacional de una especie en un ecosistema) que le correspondía como especie. Segunda, junto con el hombre es una de las pocas especies de mamíferos que han sido capaces de colonizar prácticamente la totalidad de nuestro planeta.

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Siempre han estado con nosotros. Entonces, ¿cuál es su hábitat natural? Esta relación nos ha servido para identificar muchas de las capacidades que los perros pueden aportar a la humanidad. Una buena convivencia entre perros, propietarios, conductores y peatones en las ciudades requiere de ciertas normas y compromisos entre las partes. Una concienciación de la población referente a la educación canina, la higiene en las calles, las necesidades del perro, el bienestar humano y animal y la prevención de riesgos son necesarias para facilitar esa coexistencia. En definitiva, se trata de civismo, sentido común y respeto. No somos un país properros, pero no podemos negar la evidencia: han estado a nuestro lado desde hace siglos y ahora más que nunca dependen de nosotros. El desconocimiento general de estas necesidades por parte de la población no implica que no se deban tomar medidas beneficiosas para ambos. Llevar el perro atado en el entorno urbano no debería verse como un castigo, sino como un beneficio y una prevención de riesgos.

¿Como podemos conseguir una buena convivencia? Informando a los ciudadanos, consiguiendo propietarios más cívicos y perros más educados capaces de poder pasear con y sin correa (en los espacios habilitados), teniendo más zonas de recreo para perros, mayor cultura canina y educación en casa para evitar destrozos y ruidos innecesarios, más y mejores profesionales (veterinarios, educadores e instructores caninos, entre otros) y más divulgación y concienciación. El adiestramiento de un perro en una ciudad no debería ser un lujo, es una necesidad.