En el imperio de Aznar

Hace unos meses, un alcalde declaró que«la nueva ministra de Sanidad[Leire Pajín]es una chica preparadísima, hábil, discreta, que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta».Y añadió:«Cada vez que le veo la cara y esos morritos, pienso lo mismo, pero no lo voy a contar aquí».Se armó un escándalo, el PSOE castellanoleonés pidió la dimisión del«australopithecus»y Ana Mato y María Dolores de Cospedal, del PP, mostraron consternación… pero nada más. Francisco Javier León de la Riva es candidato a la reelección en Valladolid.

Debe de tener una fijación, ya que antes, cuando la ministra habló en el Senado en cinco idiomas, ya dijo:«Cada vez que habla no sé si está diciendo que es tonta en cinco idiomas, pero estoy cerca de pensarlo». Y no ha sido Pajín el único objeto de sus expansiones verbales. Se declaró, por ejemplo, contrario a casar a homosexuales (alegó objeción de conciencia), afirmó que la ley de paridad le parecía«una parida»y cuando Baltasar Garzón inició la investigación delcaso Gürtelsentenció que«desgraciadamente, al igual que la bomba de ETA es algo habitual, las actuaciones del juez Garzón, también».

Un catalán que lo ha tratado profesionalmente afirma que en privado es afable y campechano, y que admite que su mayor problema es que primero dice lo que se le ocurre y después lo piensa. Y una dirigente socialista reconoce que León de la Riva tiene bula:«Si Juan Vicente Herrera [presidente de Castilla y León]dijera algo similar, habría una conmoción, pero en él no sorprende porque ya es habitual y la gente dice: 'Son cosas de Francisco Javier'».

Cacicada urbanística

Pero el alcalde de Valladolid no solo abusa de la libertad de expresión, también practica la cacicada urbanística. Una, la remodelación del magnífico edificio de Caja Duero (de la que era vicepresidente), donde hizo dos áticos para residencia propia (con créditos de Caja Duero) que ahora en parte se tienen que derribar. Y dos, el plan general de ordenación urbano del 2003, que en eltrayectodel pleno del ayuntamiento (que lo aprobó) a la Junta de Castilla y León (tiene la última palabra)sufrió45 errores, todos a favor de más edificabilidad y menor protección de algunos edificios. La anterior alcaldable socialista, Soraya Rodríguez, lo impugnó ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

Puede parecer deCeltiberia Show, incluso hacer sonreír, pero ya ha sido elegido cuatro veces (1995, 1999, 2003 y 2007). Hasta 1995, Valladolid era una plaza fuerte del emblemático socialista Tomás Rodríguez Bolaños, presidente de la Federación Española de Municipios, que gobernaba con IU. Pero aquel año estábamos en el final del felipismo y León de la Riva, consejero de Bienestar Social cuando José María Aznar era presidente de Castilla y León (era el ginecólogo de Ana Botella), logró la mayoría absoluta (15 concejales frente a los 14 de PSOE e IU). Y la ha mantenido. Ahora parece que IU puede subir de uno a dos concejales, pero no es seguro que sea a costa del PP. Puede arrebatárselo al PSOE, con lo que León de la Riva seguiría. Pese a que el PSOE tiene a un candidato preparado y con ganas, Óscar Puente, que lleva cuatro años en el consistorio.

Pese a todo, en Valladolid hay una posibilidad de cambio, mientras que en Castilla y León, que celebra autonómicas, no hay ninguna. Desde que en 1986 Aznar logró la dimisión del socialista Demetrio Madrid (por un problema en su fábrica de Zamora que luego los tribunales sobreseyeron) y fue elegido presidente (en 1987), Castilla y León es un feudo del PP. Primero con Jesús María Posada, luego con Juan José Lucas y desde hace dos legislaturas y media (Lucas se fue de ministro a Madrid) con Herrera. El PP siempre bordea el 50% de los votos y saca 48 diputados frente a los 30-33 del PSOE y los dos de la Unión del Pueblo Leonés (UPL).

Rival sin posibilidades

Los socialistas presentan ahora un nuevo candidato, Óscar López, secretario general del partido en Castilla y León, diputado nacional por Segovia dos legislaturas y próximo a Pepiño Blanco. No para, batalla mucho, pero excepto un impredecible terremoto no tiene nada que hacer. El CIS dice que es mucho menos conocido que Herrera y obtiene peor valoración (4,36 frente a 5,11). Y el 74% (contra el 4,1%) cree que el PP ganará. Y para que quede claro que nada cambia, el CIS le da al PP 50 diputados (48 ahora), 32 a los socialistas (33 ahora) y uno a los leoneses (ahora dos).

El único consuelo de los socialistas es que creen que no habrá demasiados problemas para conservar las alcaldías de cuatro capitales: Segovia, Soria, Palencia y León.