El templo griego de la cultura catalana

El imponente TNC, construido por Bofill en 1991, combina clasicismo y modernidad

De diseño 8Fachada del Teatre Nacional de Catalunya.

De diseño 8Fachada del Teatre Nacional de Catalunya.

ANNALISA PALUMBO
BARCELONA

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Un imponente edificio en forma de templo griego domina la plaza de las Arts, junto a la plaza de les Glòries y el mercado de los Encants. Rodeado de un olivar, el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), es un teatro público creado por el Departament de Cultura de la Generalitat. El proyecto se encargó en 1988 al taller del arquitecto Ricardo Bofill. «Las 26 columnas griegas, de 12 metros de altura, dan una imagen clásica, que elegimos fundir con la modernidad del cristal de la fachada», explica el arquitecto Jean Pierre Carinaux, director del proyecto.

Las obras empezaron en 1991 para levantar  dos edificios distintos. El principal acoge la Sala Gran (980 butacas) y otra pequeña (450), mientras en el segundo se ubican una sala de talleres y otra polivalente.

Un trabajo armónico entre la dirección del TNC y el taller del arquitecto Bofill permitieron unos ajustes del proyecto sobre la marcha. «Se tuvo que modificar el recurrido de los conductos del aire acondicionado porque cruzaban el foso del escenario», cuenta Joan Domènech, exdirector técnico del TNC.

La acústica

No ha sido el único cambio. Originariamente, la pared que rodeaba el escenario de la Sala Gran estaba cubierta de madera clara, como el resto de la sala. A causa de la reverberación, no se conseguía la oscuridad total en el teatro, por lo tanto se decidió pintar la pared de negro.

La forma apiñada de la sala a veces conlleva problemas de acústica. «A pesar de tener una musicalidad muy buena, el problema es más evidente con las obras de teatro. Por eso hemos tenido que añadir unos resonadores», explica Domenèch.

Las actividades del TNC se iniciaron en la Sala Tallers el 12 de noviembre de 1996, con el estreno de  Àngels a Amèrica. el mil·lenni s'acosta, de Tony Kushner. La inauguración oficial del TNC se produjo el 11 de septiembre de 1997 con la obra L'auca del senyor Esteve, de Santiago Rusiñol, con la dirección de Adolfo Marsillach.

Hoy, el TNC, ubicado al lado del Auditori, representa uno de los puntos clave de la cultura catalana. A lo largo de los años, ha coleccionado numerosos éxitos, acogiendo sobre todo obras en catalán.