La fábrica didáctica

Historia, modernismo y enseñanza. Así se puede definir el recinto de la Escola Industrial (Comte d'Urgell, 187), uno de los baluartes modernistas menos valorados y el más extenso (60.000 metros cuadrados). Lo que hoy es un centro polivalente, que acoge oficinas de la Diputació de Barcelona y centros docentes, en 1870 fue una de las primeras fábricas de algodón de Catalunya.

La fábrica se ubicaba en el actual edificio del Rellotge, ocupado hoy por la Diputació, y fue construida entre 1868 y 1870 por el arquitecto Rafael Gustavino. El interior del edificio alojó 13 máquinas de vapor y a 2.500 trabajadores. En 1889, la fábrica cerró por conflictos laborales. Aún se ve la chimenea.

Parón en la obra

En 1904 nació el Patronat de l'Escola Industrial, formado por el Ayuntamiento, la Diputació, Foment del Treball y la Associació d'Enginyers Industrials. En 1906 el Patronat adquirió los terrenos de la antigua fábrica para crear un recinto dedicado a la enseñanza profesional. Se construyeron edificios importantes como la Escola del Treball y la de Agricultura, que quedó a medias a causa de la dictadura de Primo de Rivera.

El arquitecto Joan Rubió Bellver (1871-1952), compañero de Gaudí, se encargó de las obras durante la dictadura y dotó al recinto de majestuosidad respetando el estilo original. Construyó el acceso central actua, y dio un carácter modernista y nouecentista al interior.

El edificio más emblemático del complejo, por historia y arquitectura, es el del Rellotge. «Es alucinante que un edificio de tanta envergadura, de cuatro pisos, se construyera en el siglo XIX», comenta David Galí, historiador de Patrimonio Arquitectónico de la Diputació.

Entre los estudiantes se valora la historia del equipamiento. «Estudiar tecnología industrial en un recinto vinculado históricamente a ello es una gran motivación», comenta Jacqueline Ceballos, del primer curso de Imagen y Sonido.

La Escola Industrial es ahora un puntal arquitectónico del distrito. «El complejo conjuga años de historia con la modernidad y el progreso», afirma Carmelo Gómez, director de la Escola del Treball.