Un colegio sin pizarra

La Escola dels Encants disfruta en el nuevo curso de un moderno edificio tras pasar seis años en los barracones. El innovador proyecto educativo del centro rompe con las aulas tradicionales

Pasillo en la Escola dels Encants concebido como extensión del aula.

Pasillo en la Escola dels Encants concebido como extensión del aula.

LUIS BENAVIDES / BARCELONA

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Todavía falta montar algún mueble y un ligero olor a recién pintado persiste en el  nuevo edificio de la Escola dels Encants (Consell de Cent, 558), estrenado hace tres semanas. Los alumnos y profesores, sin embargo,  se han sentido como en casa desde el primer día. Este esperado edificio de cinco plantas y más de 4.000 metros cuadrados está hecho a su medida, pensando en las necesidades del proyecto pedagógico del colegio.

Fundada en el 2009, la Escola dels Encants es la  única escuela no directiva de la ciudad. Eso significa que su proyecto educativo rompe con el concepto clásico de aula con los pupitres están encarados a la pizarra. "En lugar de aulas tenemos ambientes, con todo tipo de materiales a disposición de los alumnos, y el pasillo es amplio, una extensión del aula", explica la directora del centro, Agnès Barba.

Los 380 alumnos de la escuela de primaria, entre 3 y 9 años, aprenden de manera práctica, a partir de proyectos y usando los diferentes materiales que tienen a su disposición. Desde libros a tabletas con conexión a internet. "Los profesores escuchan sus propuestas, de manera individualizada, y dirigen sus investigaciones. No es necesario poner deberes porque la mayoría sigue trabajando en casa. Realmente les interesa ese proyecto", añade Barba.

GIMNASIO Y SALÓN DE ACTOS

Después de seis cursos en unos módulos metálicos de dos pisos, con las incomodidades y dificultades que eso conlleva, los alumnos pueden presumir de una escuela moderna, a la última, con espacios largamente reinvidicados como un gimnasio o una sala de actos. "La antigua escuela era pequeña y pasábamos mucho calor en verano", recuerda Jaku Álamo, de 8 años, quien conoce algunas de las soluciones pasivas para mejorar la climatización del edificio como la chapa perforada que cubre la escuela. "Todas las aulas dan a una terraza. Las planchas -continúa Álamo- nos protegen del sol pero dejan que pase el aire".

Los alumnos recién incorporados desconocen las estrecheces e incomodidades de los viejos barracones,  situados hasta el pasado mes de septiembre en la misma manzana, pero pueden comparar la manera de trabajar de sus antiguas escuelas y la metodología en la Escola dels Encants. "En la otra escuela estaba todo el día con la libreta y el lápiz, escuchando a la profesora. Era mucho más aburrido y aprendíamos menos", sostiene Kénia Caubet, de 8 años, encantada con sus nuevos profesores. "Cada año hay dos asambleas, al inicio y al final del curso, y ese es el momento para hablar de las cosas que no nos gustan", continúa Caubet, quien acaba de firmar a favor de cambiar el nombre del aula de plástica. "Han puesto Taller d'Art y preferimos denominarla  Atelier", añade.

CON LOS PADRES

Los padres están invitados a participar en el proyecto educativo siempre que quieran. Beatriz Hernández, madre de dos niños, ha colaborado en la creación de un folleto. "Después de visitar muchos colegios, me decidí por la Escola dels Encants porque respeta mucho las emociones y el ritmo de aprendizaje de cada niño",  explica Hernández.

"En esta escuela se fomenta la autonomía, la curiosidad y las ganas de aprender", añade otra madre, Marta Uriel, quien considera que una escuela actual "no puede usar métodos del siglo XIX".