Análisis

Una Europa atascada

Si las economías de Alemania, Francia y Reino Unido se paran, España corre el riesgo de entrar en una tercera recesión

José Antonio Bueno

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Cuando nos realizamos un análisis de sangre la mayoría de los resultados están referenciados a valores normales pues tan malo es exceder la referencia como no llegar. Unos tipos de interés prácticamente en el cero, como la inflación o la rentabilidad de la deuda soberana son síntomas de una enfermedad diferente a la hiperinflación o la desconfianza de los mercados que ha llevado a las nubes la prima de riesgo, pero enfermedad a fin de cuentas.

La economía europea no solo no crece lo suficiente sino que se está parando. Para evitarlo el BCE una vez que ha agotado las medidas monetarias al llevar el tipo al 0,15% ha anunciado que lanzará medidas no ortodoxas para animarla. Pero está por ver si sirve de algo porque ahora no es como en el inicio de la crisis global, en el sistema hay liquidez más que suficiente, el dinero no se mueve y menos hacia la economía real porque ya no estamos ante un problema solamente financiero.

Lo más preocupante es que probablemente Europa no crece no porque haya una crisis o no haya dinero suficiente en circulación sino porque estructuralmente está saturada. Demográficamente está envejecida y estancada, cuando no en retroceso como en España. Y en general el nivel de vida de los europeos es alto, tenemos demasiado de demasiadas cosas, somos una sociedad saciada. Nuestra devaluación interna, atroz e injusta, pinta una España muy diferente a un paraíso del bienestar pero los motores de Europa siguen con más decadencia que hambre.

Estímulos financieros

Europa necesita estímulos, pero reales, no financieros. Todavía hay mucho por hacer en energía, transporte, comunicaciones…, pero sobre todo debemos darnos cuenta de que debemos producir. Necesitamos el made in Europe mucho más que los tres chavos que ahorramos por el made in China o Bangladesh. El espejismo del low cost no hace sino erosionar la cada vez más menguante clase media a largo plazo. Si no generamos empleo en Europa iremos ampliando la brecha social como ya ocurre en España. Puede que siga habiendo riqueza, pero cada vez estará peor distribuida. Y una sociedad injusta deriva en malestar social y este en populismos que, además de otros peligros, nos harán retrasar décadas de progreso. No es casualidad que el periodo más oscuro de Europa vino tras una profunda depresión y no hay que ser un politólogo para ver que Europa además de más pobre está cada vez está más enrarecida.

La recuperación de la economía española se basa en la bondad de la economía de nuestros socios europeos pues tanto turismo como exportación dependen de la coyuntura favorable de nuestro entorno. Si Europa, es decir, Alemania, Francia y Reino Unido se paran, España corre el riesgo de entrar en una tercera recesión. Nuestra única fortaleza es que, de nuevo, somos más pobres que el resto y eso puede ayudarnos a reindustrializarnos. Si nos damos cuenta de las prioridades lo podemos lograr, pero si nos enzarzamos en discusiones decimonónicas en pleno siglo XXI estamos perdidos.