La reconversión del sector del automóvil

Seat deja de producir el Toledo después del pinchazo comercial

ANTONI FUENTES
BARCELONA

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El Seat Toledo ya es historia. La controvertida berlina ya no aparece en la gama de coches que publicita la filial de Volkswagen y se ha dejado de producir en la fábrica de Martorell. Cinco años después de un fallido cambio de diseño, la dirección de Seat ha decidido poner fin a su agonía comercial y dar la puntilla, aunque sin entierro, a uno de los modelos claves en la historia de la marca desde su lanzamiento en 1991.

En la página web de Seat es imposible encontrar información comercial sobre la berlina y los registros de matriculaciones en España, principal mercado de la compañía, muestran la práctica desaparición del modelo en los últimos meses. Se vendieron solo cuatro coches en agosto y 121 en ocho meses.

Martorell ensambló antes del verano las últimas unidades, vendidas a la Guardia Urbana de Barcelona, uno de los mejores clientes del modelo en los últimos años, según fuentes próximas a la empresa. Este cuerpo policial dispone de más de 200 unidades del Toledo. Las ventas para las flotas de clientes institucionales y los taxistas han sido el principal sustento del Toledo ante el rechazo del mercado. En el 2008, se vendieron 4.820 unidades, cifra a distancia de las 40.162 del 2002 o las 34.985 del 2003, últimos ejercicios completos de la anterior generación del Toledo, cuando el diseño del vehículo era más típico de una berlina.

Hoy, solo es posible comprar un Toledo si está en el estoc de un concesionario. La muerte del modelo se produce el mismo año del lanzamiento de la nueva berlina de la marca, el Exeo, basada en el Audi A4 viejo. Los directivos sostienen que el nuevo coche se dirige a un segmento de mercado superior. «Seat redefine el concepto clásico de los sedán para ofrecer más versatilidad, funcionalidad y un espacio interior inédito hasta la fecha en un coche de su segmento», aseguraba la empresa en la presentación de la tercera generación del Toledo en julio del 2004. En otra ocasión se refería a él como «un vehículo adelantado a su tiempo». Ni los impactantes anuncios con un luchador de sumo entrando en el coche ni el enigmático de unos patitos de baño consiguieron remontar las ventas.

El Toledo se desinfló poco después de su lanzamiento al contabilizar 20.564 unidades vendidas en el 2005 y 7.940 en el 2006. El pinchazo comercial de este modelo fue uno de los detonantes de la crisis de Seat en el 2005, que supuso la marcha de la empresa de casi 1.000 personas entre despidos y bajas voluntarias. «El cambio de diseño del Toledo ha sido uno de los grandes errores de estrategia en Seat. Era demasiado arriesgado y provocó la caída de las ventas y de la producción», explica Matías Carnero, presidente del comité de empresa. Con el entierro del Toledo, el modelo se convierte en un «coche de coleccionista», según un analista del sector, que considera altamente improductivo mantener el vehículo en el mercado a pesar de tener unas ventas prácticamente testimoniales.

Precisamente, el diseño es una de las asignaturas pendientes que el nuevo presidente, James Muir, pretende mejorar. La última muestra es la versión familiar del Ibiza, el modelo imprescindible para Seat.

RESUCITA EN CHINA / El Toledo no ha muerto del todo. Se ha reencarnado en el modelo Cowin de la marca china Chery. La compañía se hizo con los moldes de chapistería y la maquinaria de fabricación de la primera generación del Toledo aprovechando el traslado de la fábrica de Seat de Zona Franca a Martorell y a través de unos intermediarios, según indicaron fuentes del sector automovilístico. Chery también está presente en Rusia y Europa del Este. Del 2001 al 2007, Chery vendió 350.000 unidades del Toledo con ligeros retoques estéticos.