AMBROSIA market

La revolución frutal

Martins, a la derecha, junto a Jimmy Flores, de Tetuan Valley

Martins, a la derecha, junto a Jimmy Flores, de Tetuan Valley

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«Al analizar la cadena de valor de los productos frescos -frutas y verduras-, hemos visto que solo entre el 10% y el 20% del precio que paga el consumidor se queda en la producción. Nosotros creemos que es posible crear una herramienta que consiga llegar a las personas y mejorar el negocio, quebrar las barreras que hay entre la producción y el consumidor final».

Esto, en síntesis, es Ambrosia Market. El nombre de un proyecto empresarial que intenta acelerar Hugo Martins, y de momento, un pequeño equipo de tres personas, que utiliza el espacio de Tetuan Valley en Barcelona para convertir en empresa una iniciativa que pretende revolucionar un proceso de acceso al mercado que, en estos momentos cuenta con muchas interferencias en la cadena de valor.

La idea es, por ejemplo, que un fabricante de zumos que necesita toneladas y toneladas de fruta conecte con los productores para obtener la producción que necesita con la misma calidad que tenía antes, pero a precios más bajos. Una de las propuestas de valor es eliminar intermediarios. Es inherente al modelo de negocio. Pero, al consumidor, lo que le interesa es comprar más barato, con la misma calidad y que se lo lleven a su puerta o muy cerca de su casa. «Ahora para que te traigan a casa producción hay que comprar gran volumen, nadie te lleva dos tomates a tu casa. Queremos hacer que sea posible», afirma este ingeniero civil formado en Portugal.

«Estamos trabajando en una multiplataforma, que tiene una base virtual, con una página en internet. Después desarrollaremos las aplicaciones móviles para que se pueda utilizar en todas partes». Ese será el elemento central del proyecto, pero luego habrá que hacer crecer el proyecto a mayor escala. «Tenemos muchas ideas, puede ser a través de franquicia, o creando un nuevo tipo de frutería, diferente a los modelos que existen hoy», agrega.

La cuestión fundamental es el cómo. «Estamos trabajando sobre el consumo cooperativo: cooperativas de consumo virtuales». De alguna forma, se trata de virtualizar el proceso de la logística. Si se consigue casar la oferta y la demanda al momento, se minimizan los costes de almacenamiento. Para el consumidor final es como un supermercado virtual, pero el proyecto contempla un mercado de negociación a futuro con los productores. Será una herramienta digital que permitirá negociar grandes volúmenes con los productores. Para garantizar la venta de la producción y que quien la compre, lo haga a precios razonables.

«Queremos revolucionar la forma como se desarrolla el mercado, pero sin afectar a cómo las personas compran. Ya hemos hablado con business angels y tienen interés en apoyar financieramente la idea», dice Martins. M. J. B.