Quedan deberes por hacer

El fútbol español ha acumulado en los últimos años unos desfases preocupantes, con deudas impagables y déficits abultados. La centralización de los derechos televisivos es clave para animar la viabilidad económica y financiera del sector, pero quedan deber

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La reciente centralización de los derechos de televisión del fútbol español, a golpe de decreto ley, como en épocas pretéritas, absolutamente necesario sin embargo a fin de enmendar errores crónicos, significa un paso adelante para poner en orden en la casa del fútbol, es decir, las cuentas de los clubs de fútbol de Primera y Segunda División A, la Liga BBVA o Liga de las estrellas y la Liga Adelante.

El fútbol español ha acumulado en los últimos años unos desfases preocupantes. Su deuda se tornaba imparable e impagable; sus inversiones se habían sacado de contexto; el desajuste entre sus gastos e ingresos se agudizaba y, por añadidura, cuando los clubs se hallan en una situación financiera extremadamente delicada, la Hacienda de Montoro llama impertinentemente a sus puertas para exigirles que paguen aquellas sumas de históricamente se habían ido aplazando y que nadie de la Administración reclamaba con energía. Así que el estrangulamiento financiero de muchos clubs, en los últimos meses, ha ido a peor.

La deuda del fútbol español, entre Primera y Segunda A, se cifraría al cierre de la temporada 2013-2014 en cerca de 3.500 millones de euros. De ellos, casi 2.900 millones corresponden a los 20 clubs de la Liga BBVA -donde, por ejemplo, entre Real Madrid, Atlético de Madrid y FC Barcelona absorben el 46%- y algo más de 550 millones a los 22 clubs de Segunda A.

Los clubs con mayor endeudamiento son los dos grandes de la capital: el Real Madrid, con 602 millones de euros, y el Atlético de Madrid, con 540 millones. El Barcelona, por su parte, ha ido reduciendo sus deudas en los últimos años gracias a la generación de excedentes financieros que ha logrado y, al concluir la última temporada, su endeudamiento total era de 450 millones de euros. El Barça ha dispuesto de una ventaja sustancial a la hora de incorporar jugadores de alto nivel en los últimos meses, habida cuenta de la amenaza de sanción por parte de la FIFA oteándose, luego confirmada: su reducida deuda le ha permitido acometer un esfuerzo adicional invirtiendo en jugadores que en el caso de apechugar con un endeudamiento elevado no podría haber hecho.

La deuda con Hacienda es otro de los puntos claves cuando se habla de las finanzas del fútbol. De los 2.891 millones que deben los clubs de Primera División del 2013-2014, 484 millones son con Hacienda -407 millones son los aplazados-, 11 millones con la Seguridad Social, 564 millones con entidades de crédito y 1.369 millones corresponden a otras deudas: otros clubs por fichajes, proveedores de inmovilizado y obras en estadios y recintos deportivos, acreedores y proveedores por el tráfico normal de las operaciones de los clubs, cantidades pendientes de pagar y devengadas a favor de personal, entre otras.

Los ingresos ordinarios del fútbol español de hecho permanecen estancados desde el 2011-2012 a 2013-2014, al moverse desde los 1.898 a los 1.918 millones. En realidad, los tres clubs antes mencionados suman el 63% de la facturación de la Primera División. Así, el Real Madrid ingresó en la temporada 2013-2014 un monto de 549 millones; el Barça, de 485 millones, y el Atlético de Madrid, gracias a una temporada estelar, de 170 millones. Eso significa que los restantes 17 clubs de la categoría se reparten entre ellos la diferencia de 714 millones. Es fácil interpretar que los ingresos de la clase media alta, clase media a secas y clase media baja de nuestro fútbol son algo así como el espejo de nuestros sueldos. De ahí, que la centralización de los derechos televisivos sea clave para animar la viabilidad económica y financiera del fútbol español.

El problema del fútbol radica en los gastos ordinarios. Estos, en el periodo 2013-2014, alcanzan los 2.018 millones de euros, implicando pues una pérdida ordinaria en la Primera División de 100 millones. Como siempre, la alternativa para absorber ese déficit es la de recurrir a las plusvalías extraordinarias, donde los traspasos de futbolistas -venta de los derechos federativos inherentes-abre una fuente de ingresos gracias a la que cubrir la fuga ordinaria. Concretamente, en el 2013-2014, los ingresos extraordinarios ascendieron a 347 millones, mientras que los gastos también extraordinarios fueron de 91 millones. El saldo positivo de 256 millones sirvió para enjugar el déficit ordinario y provocar que la última temporada se saldara con un superávit en la Liga BBVA de 156 millones.

Ingresos por tres vías

La categorización de los ingresos ordinarios lleva a considerar tres fuentes principales: el matchday -taquillaje, socios y abonados-, la televisión y el apartado de márketing y comercial. Otro recurso más bien secundario, pero que ayuda a todo club, estriba en los otros ingresos, donde por ejemplo se inscriben las subvenciones -claramente a la baja-u otros recursos, como por ejemplo, en el FC Barcelona, la potencia facturadora de su museo.

El matchday proporcionó a los clubs 592 millones de euros en 2013-2014, la televisión 785 millones, el márketing y comerciales 412 millones y los otros ingresos sumaron 130 millones.

El quid de la cuestión económica del fútbol, empero, se concentra en los gastos de explotación. En la última temporada, 1.114 millones de euros fueron para gastos de personal, 305 millones a amortizaciones de derechos de jugadores y otras, y 475 millones a otros gastos. El impacto del llamado coste del factor trabajo, representado por gastos de personal y amortizaciones de jugadores, se cifró en esa temporada en 1.373 millones.

Quedan, pues, todavía deberes por hacer en aspectos económico-futbolísticos. Aunque la mejoría de los últimos años es patente gracias a los esfuerzos del Consejo Superior de Deportes, de la Liga de Fútbol Profesional y al buen hacer de nuestros clubs, por delante aún hemos de saber marcar el camino que conduzca al saneamiento del deporte rey en España.