El coste de la energía

El precio justo de la luz

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AGUSTÍ SALA / Barcelona

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En la subasta del pasado 19 de diciembre en la que los precios de la electricidad se dispararon tanto que el Gobierno la invalidó no ocurrieron muchas cosas que no hubieran sucedido en las 24 pujas trimestrales anteriores, aseguran los expertos.

Pero la subida de la tarifa resultante esta vez, más del 11%, suponía un mazazo para el Gobierno. Y optó por una intervención temporal del mercado hasta poner en marcha una reforma en abril. El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha dado pocos detalles de cómo piensa hacerlo, pero no descarta que la tarifa sea más estable y que se mantenga seis meses e incluso un año.

La clave radica en las referencias que se utilizarán para fijarla, advierten los analistas. Debe fundamentarse más en el precio real de la energía que en las coberturas futuras para que las comercializadoras se cubran ante el riesgo de variaciones de precios. De hecho, en promedio, el precio en las subastas durante los 52 meses en los que ha estado vigente el sistema  ha superado en un 17% a los del mercado libre, según explica Jorge Fabra, exconsejero de la CNE en el blog Economistas frente a la crisis.

Subastas trimestrales

Que el sistema de subastas trimestrales no funcionaba bien era un secreto a voces ¿Por qué si no la antigua Comisión Nacional de Energía (CNE), hoy absorbida por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), había reclamado que se modificara tras 23 de las 25 licitaciones celebradas desde el 2009? Su propuesta era basarse en más pujas y solapadas para tener más referencias de precios y "diversificar el resultado de una única  subasta". En resumidas cuentas, evitar subidas y bajadas excesivas.

"Lo cierto es que en la mayoría de los países de la UE, los precios se basan en el libre mercado y la parte menor corresponde a quienes tienen la tarifa regulada, que se reserva para las capas más desfavorecidas", explica Jordi Dolader, consultor energético y antiguo vocal de la CNE.

Tarifa regulada

Según la CNMC, casi 16 millones de consumidores siguen sujetos en España a la tarifa regulada, que ha pasado a denominarse precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC). Otros más de nueve millones con potencias contratadas inferiores a 10 kilovatios (KW) tienen contratos con comercializadoras en el mercado libre, pero con precios no muy distintos. Las principales son filiales de las cinco grandes eléctricas: Iberdrola, Endesa, Gas Natural , la alemana E.on y la portuguesa EDP.

En todo caso no existe en el resto de Europa una modalidad comparable de subasta trimestral a partir de la que se fija casi la mitad del precio del recibo que pagarán la mayoría de los usuarios. Según José María García

Perversión del libre mercado

Casasnovas, presidente de la comisión de energía del Col.legi d'Enginyers Industrials de Catalunya, los gobiernos se han reservado desde la liberalización del sector en España, que tuvo su último impulso en el 2009, "el control de las tarifas de uso doméstico. Y eso es una perversión del libre mercado".

En todo caso, la liberalización total tampoco es la panacea y requiere regulación y control público, destaca. Y recuerda que en el Reino Unido, donde el mercado es totalmente libre, el Gobierno intervino en diciembre para evitar que las eléctricas subieran los precios entre el 9% y el 10%.

Dolader asegura que en España, en todo caso, "ha fracasado o no se ha querido que el mercado esté realmente liberalizado". El modelo ha conducido a un mercado mayorista con una energía más barata que la mayoría de la UE.

Pero, como resultado de unas tarifas que en la parte regulada incluyen todo tipo de conceptos que en otros países se financian con los presupuestos públicos (primas a las renovables o compensación extrapeninsular), se sitúan para los hogares entre las tres más caras de Europa. Y encima con una deuda de los usuarios con las eléctricas de casi 30.000 millones a pagar a plazos. Y con intereses.