Misión en el vertedero

Un autónomo de Camprodon asesora a alcaldes latinoamericanos sobre residuos

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CARME ESCALES / BARCELONA

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Qué hacer con los residuos es una pregunta con la que Jordi Batchelli (Camprodon, 1976) empezó a convivir desde su infancia, como hijo de una familia de payeses. Gestionar la evacuación de aguas y sólidos residuales en la granja eran parte de la actividad en la explotación ganadera de vacas de la raza Bruna dels Pirineus en la que creció Batchelli, hoy experto en gestión de residuos. «En casa todo lo orgánico se lo dábamos a los cerdos, que también criábamos, y el vidrio era lo único que reciclábamos», comenta Jordi Batchelli. «Era lo que hacía todo el mundo en el campo, en aquella época», añade. «Lo que no se podía aprovechar de manera natural, para el campo o para los animales de la granja, se amontonaba y se quemaba», explica Batchelli sobre un pasado, en Catalunya, que es ahora la práctica en ciudades y pueblos de Latinoamérica, donde asesora sobre procesos de gestión de residuos.

Después de trabajar varios años en el Consell Comarcal del Ripollès, como responsable de residuos y medioambiente, Jordi Batchelli fue jefe de servicios en una empresa de residuos en Girona. «Así conocí el sistema público de residuos -del 2003 al 2007-, y también las estrategias de una entidad privada, cómo se activan las concesiones públicas y el día a día de las facturas y actuaciones que requieren los desechos», detalla.

Con toda esa experiencia y contactos que había ido haciendo, un día decidió seguir en la misma línea de trabajo, pero como autónomo. «En diferentes másteres sobre políticas públicas y sociales había ido conociendo a gente de otros países, y gracias a algunos de ellos he podido saber de sus necesidades y demandas en materia de residuos y medioambiente», señala Jordi Batchelli, a quien, en plena crisis, no le dio miedo anunciar que abandonaba la empresa para la que trabajaba. «También sabía que si no me iba bien, siempre podía trabajar en la granja familiar», puntualiza.

En Honduras, El Salvador y Argentina, Jordi Batchelli ha hallado a sus primeros clientes. Son alcaldes de «poblaciones que están a 30 o 40 años del camino que hemos recorrido aquí», describe. «Es apasionante sentir que lo que para mí es una oportunidad, para ellos es una necesidad», afirma Batchelli, días antes de recibir en Barcelona a una comisión de Argentina con la que está trabajando, responsables de residuos en 375 municipios de una provincia, que han viajado a Catalunya para conocer los sistemas de recogida y tratamiento de residuos aquí, como la limpieza de playas. «Hay que ser honrados. No podemos pretender que en lugares donde todavía tiran la basura a la calle, empiecen a reciclar de un día para el otro. Hay ciudades grandes donde ya se hace, pero en las pequeñas o medianas ni tienen infraestructura para hacerlo, ni dinero para montarla, ni la cultura de reciclar», explica.

Precariedad y conciencia

Según datos de la Agència Catalana de Residus, en el año 2012 Catalunya generó 1,35 kilos de residuos por habitante y día. Pero en Honduras, por ejemplo, se recoge tan solo 0,6 kilos de residuos por habitante. «En el Área Metropolitana de Barcelona se recaudan 107 millones de euros al año en impuestos para el tratamiento y gestión de residuos. Pero en las poblaciones de países donde he trabajado, el 60% de la gente no paga impuesto de basuras», indica.

En una de sus recientes misiones a Honduras, Batchelli acompañó a los responsables municipales en la isla de Guanaja, en su práctica habitual con los residuos. Junto a las playas del segundo mayor arrecife de coral del mundo, «vierten toda la basura, agujas y otros desechos sanitarios incluidos, que cargan en una barca y vacían en una playa, donde quedan hasta que el mar se los lleva», relata. «Si piden asesoramiento es que al menos tienen la conciencia de que así no pueden seguir haciéndolo», dice.

Su prescripción pasa también por ayudar a buscar financiación para llevar a cabo las medidas que él propone y el seguimiento de los procesos. «Debes poner mucho sentido común y tener en cuenta que en esos países familias enteras viven del reciclaje informal, son nómadas en busca de residuos, y yo procuro incluirlos en el sistema. Al fin y al cabo son especialistas en selección», apunta Batchelli.