GRUPO DISBER

Repunte de ventas tras el desplome

Con la campaña navideña, el Grupo Disber multiplica por 6 el número de empleados: de unos 60 a 400

Trabajadores en la planta de producción de lotes navideños del Grupo Disber.

Trabajadores en la planta de producción de lotes navideños del Grupo Disber.

SONIA GUTIÉRREZ / BARCELONA

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El Grupo Disber tiene una fábrica en Valencia donde elabora lotes y cestas navideñas para toda España. Además de eso, durante todo el año se encarga de la distribución de Bodegas Vegamar (una de las sociedades del grupo), entre otros, pero el negocio principal de la compañía son los lotes de Navidad. Por ello, los meses de mayor actividad se concentran entre septiembre y diciembre, cuando la cifra de empleados se multiplica por seis: de unos 60 a 400 trabajadores. La confección de lotes y cestas es un proceso manual, lo que explica que se necesite tanto personal. El Grupo Disber tiene más de 20 líneas de producción, con una capacidad de 30.000 lotes por día.

La compañía, una de las más grandes del sector --con una facturación anual de unos 23 millones de euros-- ha sido testigo del descenso de pedidos durante la crisis económica. En el 2007 llegó a vender hasta 1,4 millones de unidades (cestos, lotes, estuches, baúles, etcétera) y este año calcula que se quedará en torno a las 700.000 unidades. En siete años el mercado se ha reducido a la mitad.

Este año es diferente, afirma Tania Arastey, adjunta a dirección y directora de márketing del Grupo Disber. «Hemos estado siempre por encima de las cifras del año pasado, calculamos que tendremos un crecimiento del 10% en unidades», explica. Además, aunque el precio siempre es un factor de decisión de compra, ya no hay tanta presión a la baja. «El cliente empieza a valorar otra vez aspectos como la calidad y la presentación de los productos», añade Arastey. El precio medio del lote se ha mantenido en torno a los 40 y 50 euros (el catálogo del Grupo Disber va desde las cajas que cuestan menos de 10 euros hasta las cestas de más de 800 euros). Cada año hay productos de moda (como la ginebra o las sales) pero los clásicos se mantienen, sobre todo si son alimentos que se consumen todo el año, como los de charcutería.

LA SORPRESA DEL 2008

Los peores años fueron los del inicio de la recesión, cuando las empresas aplicaron los grandes recortes de gastos; después la situación se estabilizó. En el 2008 la crisis ya asomaba, pero el Grupo Disber no se esperaba que el descenso iba a ser tan intenso. Al ser un negocio estacional, no había podido tomar el pulso al mercado, a diferencia de otros sectores económicos. El desplom del 30% aquel año fue toda una sorpresa. Muchas empresas pequeñas cerraron y las compañías grandes suprimieron la partida presupuestaria de los lotes. «Algunas redujeron costes porque no era coherente con los despidos y recortes de salarios, pero ahora ya vuelven a hacer regalos. Teníamos miedo de que se hubiera perdido la costumbre, pero no ha sido así», afirma Arastey.

Aunque en el 2014 ha habido una subida del consumo, la directiva del Grupo Disber recalca que el negocio de las cestas de Navidad está vinculado a la evolución del mercado laboral. Y «seis millones de parados se notan», recalca.