Antoni Brufau planifica su retirada de Repsol a cuatro años vista

Josu Jon Imaz y Antoni Brufau, en una rueda de prensa, a finales del 2014.

Josu Jon Imaz y Antoni Brufau, en una rueda de prensa, a finales del 2014.

OLGA GRAU / AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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el presidente de Repsol, Antoni Brufau, siempre lo tiene todo bien atado. También su posible retirada, pero a cuatro años vista. Además de ceder competencias al consejero delegado, Josu Jon Imaz, con quien forma tándem desde que este fue elegido para el cargo hace un año, ha reducido su retribución para ajustarla a su nuevo rol, desde 3,8 millones en el 2014 a 2,5 millones en el 2015.

A su vez incluye en su contrato una indemnización «cuyo importe irá decreciendo progresivamente», de modo que en la junta de accionistas del 2019 «ya no percibiría compensación alguna», según el informe anual de remuneraciones de la petrolera. Lo que en la compañía ven como una renuncia «porque se da por hecho que seguirá como presidente como mínimo hasta dentro de cuatro años», otros lo interpretan como un retiro gradual pactado.

La indemnización prevista se limitará «al importe pendiente» de retribución fija total pactada hasta la junta del 2019. Según fuentes cercanas a la empresa, la compensación acordada sería de 10 millones -el salario entre el 2015 y el 2019- si decidiera dejar el cargo este año y se reduciría en 2,5 millones por ejercicio hasta llegar a cero en el 2019.

Todo ello, junto con la remuneración del resto de consejeros y directivos, se ha analizado por la comisión de nombramientos y retribuciones teniendo en cuenta las empresas del sector en todo el mundo y se analizará en el consejo de administración a finales de mes. La junta de accionistas de la compañía lo debe ratificar el próximo 30 de abril.

CAMINO DE RELEVO / Según fuentes de la petrolera, con el nombramiento de Imaz como número dos, tras realizar consultas con los principales accionistas, en especial CaixaBank (11,69%),  «si hay un camino de relevo este empezó el año pasado». De hecho, desde entonces, en la tarjeta de Brufau, ha desaparecido el término «ejecutivo» acompañando al de «presidente».

La idea es que durante este nuevo ciclo haga de presidente al estilo anglosajón (chairman), más institucional y ocupado en la estrategia a medio y largo plazo. «El día a día es cosa de Imaz», dicen fuentes del grupo. El reparto de papeles quedó patente en la operación de compra de la compañía canadiense Talisman. Brufau, con Miguel Martínez, director general económico financiero, fue quien llevó las relaciones personales, institucionales y los contactos a alto nivel. Imaz, por su parte, se ocupó de la gestión diaria.

Otro ejemplo del cambio de roles se vio en la presentación de los resultados anuales ante los analistas, que corrió a cargo de Imaz a finales del mes pasado. Hasta el ejercicio anterior los presentaba el presidente.

Con la renovación de la organización el 1 de mayo del 2014 se estableció un nuevo contrato para el presidente con duración hasta la junta de accionistas del 2019. En todo caso Brufau, de 67 años,  lo tiene todo planificado. Dejó de hacer aportaciones a su plan de pensiones en el 2013. También a partir de ese año redujo su retribución, que pasó de 4,9 millones a 3,8 y en el 2015 a 2,5 para adaptarla a su nuevo rol.

El ascenso de Imaz, de la confianza de Brufau, acabó provocando la salida del capital de la mexicana Pemex tras 25 años como accionista de la petrolera.

No fue el único pulso ganado por el presidente de Repsol, un ejecutivo curtido en mil batallas, porque con anterioridad zanjó la expropiación del 51% de su filial argentina YPF con 4.600 millones de euros más en la caja gracias a la venta de los bonos que Buenos Aires pagó como compensación.

Brufau también se impuso en la batalla con el antiguo presidente de Sacyr, Luis del Rivero, que llegó a ser el principal accionista de Repsol, y se alió con Pemex en el 2008 para derrocar al presidente. Del Rivero perdió la pugna y Sacyr acabó reduciendo su participación desde el 20% hasta el 8,89% actual. Desde que accedió a la presidencia en el 2004, Brufau ha atesorado una enorme experiencia en el sector energético a la que suma su etapa como presidente de Gas Natural, participada por la petrolera.