La ratio

Aduanas

JOSEP-MARIA
URETA

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Cristóbal Montoro compareció junto a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría el 30 de marzo del 2012  para anunciar que ya desde ese año iba a cuadrar el déficit y sin subir impuestos, según el programa -luego incumplido- del PP. De ese día quedó, no obstante, otra imagen: para recaudar más, se iba a ofrecer una regularización de rentas no declaradas, que no se podía llamar amnistía, de lo que encargaron las poderosas terminales de comunicación del Gobierno. Iban a aflorar 34.000 millones que, a un módico precio -el 10%- reportaban a las arcas públicas una cantidad que, mira qué casualidad, completaba el ajuste del déficit. Pero aparecieron solo 12.000 millones que cotizaron 1.191 al fisco.

¿Fracasó Montoro? Ahora sabemos que no. Aquellos días del 2012 el defraudador único era Díaz Ferrán. Vencido en noviembre del 2012 el límite de traspasar la frontera (aduana en términos de tributos) siguió una eficiente utilización de los datos de quienes cruzaron la línea del «nada que declarar». Primero, Bárcenas. Luego los Pujol, que dudaban -y no se equivocaban-de la fiabilidad de la propuesta. Y ahora Rato, detenido (nada de casualidad) por la policía de aduanas. Ventaja: nadie se creerá nunca más una amnistía fiscal. Paradojas del PP.