Las turbulencias financieras

Europa intenta evitar que Portugal caiga y España se vea arrastrada

PABLO ALLENDESALAZAR / MADRID
ELISEO OLIVERAS / BRUSELAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La secuencia de acontecimientos comienza a repetirse peligrosamente. Primero fue Grecia, después Irlanda, y ahora, como muchos analistas auguraban, le toca el turno a Portugal. Los temores sobre la capacidad del país para financiarse, azuzados por los ataques de los especuladores, subieron ayer un nuevo peldaño e incrementaron el contagio de España, la siguiente pieza del dominó. Pero, al contrario que la semana pasada, la actuación del Banco Central Europeo (BCE) logró frenar la sangría.

Las primas de riesgo -el indicador de la probabilidad de impago que el mercado percibe en los Estados- de los países más vulnerables de la zona euro (Portugal, España, Italia y Bélgica) se dispararon ayer desde la apertura de la sesión. Es decir, que los inversores se pusieron a vender masivamente sus títulos.

Sin embargo, el BCE activó en la segunda parte del día su discreto programa de adquisición de bonos en el mercado secundario (el de compraventa entre inversores), que la semana pasada redujo a mínimos, y logró estabilizar la situación al incrementar la demanda. La diferencia entre la rentabilidad del bono español a 10 años y la del alemán de referencia llegó a ampliarse hasta los 275 puntos básicos -camino de los 300 puntos que alcanzó en noviembre, en plena crisis irlandesa- pero luego se suavizó a los 267 puntos.

NIVEL DE RIESGO / La rentabilidad del bono portugués, con todo, sigue en el en torno del 7%. Es decir, el nivel señalado en octubre por el ministro luso de Finanzas como aquel a partir del cual su país tendría muchas papeletas de tener que ser rescatado. Los títulos, de hecho, llegaron a sobrepasar el 7,3%, el interés que sufría Irlanda cuando tuvo que solicitar la ayuda de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Como antes en los casos griego e irlandés, en el mercado se fragua el estado de nervios que podría provocar la caída de Portugal. Durante el fin de semana se publicaron noticias citando difusas fuentes europeas que aseguraban que Alemania y Francia, con el apoyo de Finlandia y Holanda, presionan ya al Gobierno luso para que solicite el rescate. Ya circulan hasta cifras: entre 50.000 y 100.000 millones de euros.

DESMENTIDOS / Pero también como entonces, la Comisión Europea negó que estudie un rescate. «No existen conversaciones sobre esta posibilidad y ni siquiera está contemplado que las haya, tanto para Portugal como para cualquier otro estado», señaló el portavoz del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios.

Los gobiernos de Francia y Alemania desmintieron también que existieran esos contactos. «No ejercemos presión sobre nadie, pero defendemos al euro», matizó el ministro de Finanzas germano.

El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, aseguró que no se ha discutido la situación de Portugal en la reunión de bancos centrales mantenida ayer en el marco del Banco Internacional de Pagos de Basilea. Una declaración que no se contradice con la compra de deuda en el mercado, ya que la institución la realiza sin anunciarlo. Aprovechó, eso sí, para reiterar que una política presupuestaria «sana» es fundamental para consolidar la recuperación mundial.

Por su parte, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, defendió que Portugal está en el camino para no tener que pedir el rescate. «Desde España y desde el Gobierno español estamos en la confianza de que ese cumplimiento de los compromisos será reconocido y Portugal no necesitará ninguna ayuda externa», afirmó en la SER.

EMISIONES CLAVES / Digan lo que digan las autoridades, las colocaciones de deuda de Portugal, España e Italia de esta semana son claves. Las alzas en los intereses de las emisiones se suelen trasladar a los de la deuda en el mercado secundario, y estos a su vez a los de las emisiones siguientes. Si suben mucho, llegarán a ser insostenibles.

La más peligrosa es la del Tesoro luso, que tiene previsto colocar entre 750 u 1.200 millones de euros en obligaciones a dos y nueve años el miércoles. Precisamente, la actual fase de la tormenta que asola la eurozona comenzó la semana pasada, cuando el Estado luso tuvo que pagar un 80% más para colocar 500 millones en letras.

España, por su parte, tiene previsto captar entre 2.000 y 3.000 millones el jueves en bonos a cinco años en su primera emisión de este año. El viernes, Italia pedirá a los inversores unos 7.500 millones.