AMENAZA DE UN NUEVO AUMENTO DE LA FISCALIDAD

Blanco apela al sentido de Estado de PNV y CiU para subir los impuestos

MANUEL VILASERÓ
MADRID

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Hace exactamente un año, el ministro de Fomento (no de Economía), José Blanco, se descolgó con un anuncio veraniego: el Gobierno iba a subir los impuestos a los más ricos. Incluso llegó a apuntar que la medida afectaría a las rentas superiores a los 50.000 euros, pero tras meses de debates y controversias, el Ejecutivo aprobó una subida del IVA que ha afectado a todos los ciudadanos sin distinción. Este precedente puede servir para explicar por qué ayer casi ningún partido se tomó muy serio las declaraciones que el ministro hizo el domingo, en las que se marcó como objetivo un aumento fiscal destinado a financiar las grandes inversiones en infraestructuras. Como tampoco fue tomada muy en serio su apelación al sentido de Estado de CiU, el PNV y Coalición Canaria para que aprueben los presupuestos generales para el próximo año, que deberían incluir la nueva vuelta de tuerca impositiva.

En la segunda entrega de una entrevista concedida a Europa Press difundida ayer, Blanco no entró en más detalles sobre la subida fiscal que propone, pero reconoció que buscará preferentemente el apoyo de los nacionalistas vascos y de los canarios, «sin descartar, por supuesto, el diálogo con otras fuerzas como CiU», aunque la coincidencia de la votación presupuestaria con la campaña de las autonómicas catalanas dificulta cualquier entendimiento.

«PATRIOTISMO DE HOJALATA» / El número dos del PSOE recordó que los partidos nacionalistas han mostrado hasta ahora un mayor sentido de Estado en la tramitación de las medidas contra la crisis que el PP, sumido en «un patriotismo de hojalata». El Gobierno confía en contar con los mismos apoyos que obtuvieron los presupuestos del 2010, los del PNV y Coalición Canaria, porque los votos de ambos grupos obedecen a una lógica ajena al debate parlamentario.

El PNV dejó claro en el pasado debate sobre el estado de la nación que su posición estará vinculada a una profundización del autogobierno de Euskadi, y a Blanco le pareció bien ayer esa demanda «como punto de partida para establecer un diálogo».

Tanto los nacionalistas vascos como los catalanes reaccionaron con displicencia al anuncio de Blanco. De «globo sonda» que de llevarse a cabo puede causar «una recesión muy profunda» lo calificó el portavoz de economía del PNV en el Congreso, Pedro Azpiazu, mientras fuentes de su partido confirmaban que cara a la votaciones de otoño solo esperan que Zapatero y el lendakari, Patxi López, muevan ficha. «Ya saben cuáles son nuestras peticiones. Ahora les toca pronunciarse», subrayaron, informaAitor Ubarretxena.

Y de «globo sonda» que es «una ofensa a todas las familias que están en paro» lo tachó el portavoz económico de CiU en el Congreso, Josep Sánchez Llibre. En la misma línea, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, consideró que las palabras de Blanco son «una serpiente de verano destinada a ver la reacciones que se producen» y declinó pronunciarse hasta conocer una propuesta concreta de subida fiscal.

Al PP le faltó tiempo para sacar tajada del nuevo bandazo gubernamental. Su vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons, afirmó que «el Gobierno no se aclara» mientras «lo encarece todo para no resolver nada». Y la candidata del PP de Catalunya a las autonómicas, Alicia Sánchez-Camacho, consideró las reflexiones de Blanco «un nuevo despropósito» de un Ejecutivo que «cada día dice una cosa diferente» y prometió, por su parte, bajar el IRPF y otros impuestos cedidos a Catalunya si entra en el Govern.

Con la izquierda tampoco podrá contar el PSOE. El portavoz de ERC en el Congreso no quiere ni oír hablar de subida fiscal porque «las clases medias y trabajadoras pagan impuestos nórdicos y reciben servicios meridionales». Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida, tachó las palabras de Blanco de «señuelo de verano para incautos».

SIN NOVEDAD / Los anuncios seguidos de rectificaciones o matizaciones no son ninguna novedad en el Ejecutivo socialista. El último episodio tuvo también como protagonista al ministro de Fomento, cuando hace unas semanas difundió la lista de las inversiones paralizadas por el ajuste presupuestario y días después tanto Zapatero como el propio Blanco se vieron obligados a dar marcha atrás en algunas de las obras más importantes.