Julián Villagrán o cómo sobrevivir a la maldición de los Goya

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JUAN FERNÁNDEZ

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Entre los mitos que rodean a los premios Goya, el más fuertemente arraigado en la familia del cine es el de la presunta maldición que suele caer sobre los galardonados en forma de inmediata sequía laboral. Según esa leyenda, a la noche de las lágrimas de emoción y los agradecimientos le siguen largos meses –a veces años– sin que el teléfono suene anunciando un nuevo guion al que hincar el diente. Tan temible se ha hecho ese bulo, que algunos premiados tratan de conjurarlo recordándoles a los productores presentes en la gala, estatuilla en mano y sobre el estrado, lo disponibles que están. Julián Villagrán (Trebujena, Cádiz, 1973) no hizo mención a ese sortilegio cuando recogió su Goya en el 2013 como mejor actor de reparto por su magistral encarnación de un yonki confidente en 'Grupo 7', pero, desde entonces, no ha parado de trabajar. Su truco no ha tenido que ver con brujos ni conjuros, sino con una suerte de cholismo versión celuloide. El “partido a partido” que proclamara como dogma de fe el entrenador del Atlético de Madrid, Cholo Simeone, en su caso puede resumirse en: “Pasito a pasito y papelito a papelito”.

Al actor se le escapa esta expresión varias veces cuando hace memoria de los proyectos en los que ha andado metido en los últimos tres años: seis películas y dos teleseries en las que a menudo le tocó defender personajes poco relevantes. ¿La excepción que rompe el maleficio? “Puede que la maldición de los Goya sea cierta, pero creo que tiene que ver con cómo se ve uno mismo en ese momento, y que repercute en cómo te ven los demás. Los actores somos gente inestable e insegura, con la autoestima siempre floja, y el tema de los premios es complicado. A veces hay quien gana un Goya y piensa que debe de ser más selectivo a la hora de elegir trabajos, y rechaza personajes que antes no habría rechazado. Yo tuve claro que debía ser humilde y aceptar los papeles menores. Pasito a pasito, todo suma”, razona. 

DOS SERIES EN ANTENA Y CINCO PELÍCULAS EN CARTEL

Con esa actitud, ha llegado a la primavera con dos series en antena –'El Ministerio del Tiempo', de TVE, donde da vida al pintor Diego Velázquez, y Web Therapy, versión española de la aplaudida tira cómica norteamericana, emitida en el canal #0–, y cinco películas en cartel o pendientes de estreno, cuatro de ellas rodadas en inglés. El factor internacional ha sido decisivo en su fórmula mágica para esquivar el hechizo de los ganadores del Goya. “Lo vi claro en Colombia, en el rodaje de 'Ciudad delirio', la película de Chus Gutiérrez que hice al poco de recibir el Goya. De pronto, vivir del cine en España se había convertido en un privilegio al alcance de unos pocos. Apenas se filma y los sueldos han caído una barbaridad. Además, desde joven había fantaseado con la idea de ser un actor internacional, así que pensé: este es el momento”.

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Con la voluntad del emigrante y el coraje de los debutantes, se mudó a Los Ángeles, ciudad en la que ha pasado largas temporadas en los últimos años. Se puso a estudiar inglés “en serio”, fichó a una representante británica y empezó a mover su currículo entre las firmas de casting de la meca del cine. “Fue una decisión consciente: concentré toda mi energía en abrirme al exterior, y cuando haces eso, al final llegan los resultados”.

TORRENTE INSPIRA CONFIANZA

En su caso, los resultados tienen nombres tan rutilantes como los de Shirley MacLaine, Jessica Lane y Demi Moore, con las que comparte reparto en la comedia 'Wild Oats'aún pendiente de estreno. Era la primera película que hacía en inglés. “Lo recuerdo como una experiencia horrible, me imponía mucho respeto ver mi nombre en los planes de rodaje al lado de estas estrellas. La escena que comparto con ellas transcurre en un taxi y yo hago de taxista. Me puse tan nervioso que me descontrolé un poco y dije un par de frases fuera de tiempo. Lane parecía más conciliadora, pero MacLaine me miraba con ojos de asesina. Yo me quería morir”, rememora.

Suerte que en su bautizo en Hollywood anduvo por allí también Santiago Segura, que tiene otro papelito en el reparto, y su presencia le inspiró confianza, aunque él nunca se hubiera atrevido a hacer lo que hizo el álter ego de Torrente. “Se plantó en el camerino de Shirley MacLaine y luego se pasó un día entero luciendo el beso que la actriz le había plantado en mitad de la frente”, relata. Cotilleos de rodaje: “Mientras rodábamos la escena del taxi, entre toma y toma, oí cómo Shirley le contaba a Jessica entre carcajadas: ‘Qué tío tan simpático, Santiago Segura. ¿Pues no me ha preguntado cuál es el actor más divertido que me he tirado en Hollywood?”, revela Villagrán

Cuenta el intérprete que trabajar en producciones internacionales es una cura de humildad para el ego de cualquier actor. “Entre tanta estrella y tanta industria, te sientes el último mono”. Así se sintió en el rodaje de 'The promise', megaproducción de cine épico ambientada en el exterminio armenio a principios del siglo pasado y protagonizada por Oscar Isaac y Cristian Bale. Aún no tiene fecha de estreno. “Hago de armenio en un campo de concentración. La imagen de aquella cantera poblada por mil figurantes era acojonante. Aparezco en tres escenas y solo hablo en una, pero a mí ya me valía. Estuve muy pendiente de Isaac, soy un gran  admirador suyo”, relata con ojos de fan más que de colega de su ídolo.

PRÒXIMOS ESTRENOS

Antes de que acabe el año, a la cartelera llegarán otras dos películas en las que también participa como intérprete de reparto: 'Gernika', inspirada en el bombardeo de la localidad vasca, también rodada en inglés, y 'María (y los demás)', ópera prima de la barcelonesa Nely Reguera, donde encarna al amante de la protagonista (Bárbara Lennie), una treintañera superada por las dificultades de la vida adulta. El trabajo más lucido de Villagrán en esta fértil cosecha del 2016 lo estrenó el pasado 29 de abril. En 'Quatretondeta', comedia con ribetes de humor negro cuya historia transcurre en un pueblo del interior de Alicante en plenas fiestas de moros y cristianos, comparte protagonismo con José Sacristán, Laia Marull y Sergi López dando vida al dueño de una funeraria. El tono hilarante de la cinta le ha servido para ajustar cuentas con su miedo a la muerte. “Desde que presencié de niño el velatorio de un tío abuelo en mi pueblo, siempre me ha dado repelús lo fúnebre, pero para este rodaje he tenido que aprenderlo todo sobre embalsamientos, ataúdes y mortajas”.

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Villagrán suspira por pillar un papel protagonista, a ser posible dramático. “Cuentan que soy gracioso sin llegar a la caricatura. Me parece bien, ¡pero llamadme para hacer un buen drama, hijos de puta!”, ríe. Pero su recorrido hasta llegar aquí le ha enseñado que la carrera de un intérprete dibuja una trayectoria imprevisible construida también a base de trabajos menores. Actor por vocación desde niño, se formó en el Centro Andaluz de Teatro, de donde salieron figuras como Paco León, Alex O’Dogherty, Belén López y Antonio Garrido, y no se creyó que esto de la interpretación iba en serio hasta que su amigo el director Chiqui Carabante le convirtió en protagonista de 'Carlos contra el mundo' en el 2002. 

ACTOR CHOLISTA

“Presentamos la película en el festival de San Sebastián y recuerdo que me dije: ‘Ya está, Julián, lo has conseguido, ya puedes vivir de esto’. Ingenuo de mí, ignoraba que después de aquello me esperaban varios años sin que me ofrecieran ningún papel, en los que tuve que volver a poner copas en un bar, como hacemos los actores cuando no tenemos trabajo”. 

Por eso, prefiere tomarse con cautela que el 2016 haya llegado cargado de tantos estrenos. “En mi clase, de los 40 que empezamos a estudiar Arte Dramático solo unos pocos seguimos hoy haciendo películas y series. Tengo muy presente lo que dijo Al Pacino sobre el secreto de la carrera del actor: ‘Depende de tres secretos: suerte, suerte y suerte’. Creo que persistir también ayuda. Por eso, yo voy pasito a pasito”.