Luis Tosar: "No se puede manipular tanto a la gente, ¡joder!"

Tras unos inicios asociados al cine social, el actor gallego se ha convertido en una figura clave de ese cine español que no teme a la acción. Después de 'Celda 211' y 'El niño', estrena 'El desconocido', donde encarna a un banquero en serio peligro

Tosar estirat

Tosar estirat / periodico

JUAN MANUEL FREIRE

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De la mano de directores como Icíar Bollaín y Fernando León de AranoaLuis Tosar (Lugo, 1971) fue durante un tiempo un rostro habitual del cine social que floreció en España a partir de los 90. A mediados de la década pasada, dejó aparte esa tónica para convertirse en el malo de 'Corrupción en Miami', la película de Michael Mann basada en su propia serie. 

Tres años después, en el 2009, llevaba la acción a casa. 'Celda 211' y su personaje de Malamadre, premiado con el Goya a mejor actor al año siguiente, se convertían en fenómeno inesperado, prueba fidedigna de que otro cine español era posible: un cine de entretenimiento sin dejar de ser complejo, y excitante sin dejar de ser comprometido, con una temática que explora contextos y conflictos reconocibles.

En esa misma línea se movió la aclamada 'El niño' y se mueve, ahora, 'El desconocido', de Dani de la Torre, probable taquillazo de la rentrée. Una película con la acción adrenalítica de 'Speed', pero también con algo que decir y censurar sobre el papel de la banca en los desajustes sociales y la crisis actual. En ella, Tosar interpreta a Carlos, ejecutivo de banco que, mientras lleva a sus hijos al colegio en coche, recibe la llamada del desconocido del título. El personaje le exige una notable cantidad de dinero en poco tiempo. De no conseguirlo, su coche volará en pedazos. Para todo esto hay un motivo, como el espectador sabrá más adelante.

Hablamos con el actor antes de la presentación de 'El desconocido' en el Festival de Venecia, donde obtuvo una gran recepción fuera de concurso, y de su paso por el Festival de San Sebastián. Fue una conversación bastante distendida, pero también intensa, sobre el posible papel terapéutico del cine con helicópteros y explosiones, sobre formas de trabajo y sobre los males de la sociedad española. Tosar en estado puro.

De nuevo otra película con helicópteros. ¿Habría dicho hace unos años que su nombre podría asociarse con… helicópteros?

[Risas]. No, no. En esta industria no era fácil a priori pensar que haríamos películas con ellos. En realidad en 'El desconocido' los pudimos usar en la plaza gracias a la tecnología. En el caso de 'El niño' era todo real.

¿Por qué nos ha costado tanto pasar a la acción? Al género de la acción, me refiero.

Era una cuestión de complejos. Nos hemos liberado de ellos. Hay una generación de directores y productores que ya no se corta. Antes nos decíamos que no era cosa nuestra, que no lo sabíamos hacer. Pero los nuevos directores ahora no se frenan. 

Es el caso de Dani [de la Torre, el director, también gallego, de El desconocido, su ópera prima], un amante del cine, pero de todo tipo de cine, que te dice sin ningún tipo de pudor que ama la acción.

¿Y a usted también le tira como espectador?

Me gusta mucho. Y además, la acción sin ningún tipo de enjundia. Con el paso del tiempo, con los años, cada vez me gusta más. Hago películas muy intensas. Si encima, al llegar a casa, también he de verlas… Como espectador, ahora mismo tiendo a lo que menos pretensiones tenga.

‘El desconocido’ tiene elementos de 'Speed' y de 'Última llamada'. Hay un vehículo del que no se puede bajar, como en la primera. Y un villano al teléfono, como en las dos.

Creo que sí. Algo tiene de esas dos películas. También se podría hablar de 'Locke', aunque esa es mucho más intimista.

He hablado del villano pero, en realidad, aquí no se sabe bien del todo quién es el malo de la película. El filme aborda una historia de venganza contra esa clase de banqueros que han hundido tantas vidas.

Espero que la gente sienta un poco de justicia poética. Tal y como están las cosas, tal y como se ha presionado a la población en los últimos años, lo normal sería que a la gente se le pasaran por la cabeza barbaridades de este estilo. Por suerte, vivimos en un país bastante civilizado. La gente todavía mantiene las formas. En la peli, mi personaje se da cuenta de lo que ha hecho. En el mundo real, muchos no se dan por aludidos.

Su personaje se da cuenta, y cada vez está más decaído físicamente. ¿Rodaron de manera cronológica?

Se intentó, porque había una degradación física y tenía sentido, pero no fue posible del todo. Por otro lado, es una degradación física pero también una recuperación moral. Cae y cae a la vez que se hace mejor persona. A través de la historia, descubre qué supone la verdadera humanidad: lo que significa una familia, tener hijos…

¿Cómo se preparó para meterse en su caos?

Me pareció tanto trabajo que pensé: "Mira, en el rodaje ya veremos qué coño pasa". Debía dejarme llevar por esta situación suya. Carlos, mi personaje, no sabe por dónde tirar, se le amontona el curro.

Se considera un actor meticuloso.

Todo lo que se puede en el cine, que tampoco es demasiado. Me gusta estar concentrado, aunque también puedo encontrar la concentración en el alboroto. En el teatro es más fácil. Ahí siempre existe un espacio para el actor, encuentras tu lugar de una manera más natural.

No sé si es un actor del método, o simplemente, de métodos.

Para ser completamente sincero, no tengo un sistema. Al final es una cuestión de conexión, de encontrar una manera de conectarte con lo tienes que hacer. A veces creas una cierta presión alrededor de forma inconsciente. Te tensas tú para crear tensión positiva, te pones cabrón. Y otras veces intentas concentrarte y vas casi en la dirección contraria, te desconcentras. También puedes dejarlo todo para el último minuto y que funcione. Ahorrar todo para el momento final.

Bueno. No tiene ni Facebook ni Twitter, lo que debe ayudar a aislarse.

Yo me dispenso muy poco en las redes sociales. Por no decir nada [risas]. Yo no tengo nada. Es una cuestión casi militante.

Algunas veces, los medios pueden dar mala imagen en su caza del clic. ¿Usted ha tenido problemas con la prensa?

Por suerte no, pero es que tampoco he tenido mucha confianza en la prensa. He sido muy precavido y eso ha influido en que tampoco haya tenido muchos líos. Soy bastante reservado con todo lo que tiene que ver con mi vida privada. Y casi con el trabajo, también. Fuera de la promoción, casi nunca hago nada. Ni siquiera me gusta ver a los actores en las entrevistas. No sé qué pensar de esas entrevistas que salen tanto ahora, a nivel más íntimo, "de personaje". Me parece que hay mucho ejercicio de ego por parte de los entrevistados y de los periodistas. Quizá serán paranoias personales.

Parece desconfiar realmente. ¿También de cómo se ofrece la información?

Las redes sociales están influyendo muy mal en el periodismo. Yo veo que se comprueban muy poco las fuentes o que se usan fuentes un poco dudosas. Por sacar las noticias cuanto antes se producen toda clase de absurdos y de desmentidos… No sabes muy bien qué está pasando. Te preguntas incluso si juegan al despiste.

Hablemos de política, algo que le mueve, como ha demostrado en repetidas ocasiones. ¿Confía en el cambio que se ha producido en algunos ayuntamientos importantes?

Es un soplo de aire fresco. Lo que pase a partir de ahora tendremos que ir viéndolo. Pasarán cosas cojonudas, espero, y habrá también decepciones, imagino. Hay gente sin mucha experiencia política y eso pasará factura en algún momento. Pero, en cualquier caso, ha sido algo maravilloso que tenía que pasar. Es bonito lo que ha ocurrido en determinados lugares: esa voz ciudadana clamando desde muy abajo, finalmente ha logrado arrancar feudos que eran históricos. Eso también te da la medida del país en el que vives. ¿Cómo puede tener esta gente unos mandatos tan largos? En casi ningún país del mundo sucede esto. Siempre hay un relevo, una alternancia política. Y aquí estamos abonados a que nos pongan una especie de pseudomonarquía a nivel autonómico. Lo que me pone nervioso es, sobre todo, el conservadurismo ese del: "¡Que vienen los rojos!". No se puede manipular tanto a la gente, ¡joder! No se puede andar así por la vida, metiéndole el miedo en el cuerpo. ¡Pero si no tienes ni idea de lo que va a ocurrir y los otros ya sabes que son una panda de ladrones! No sé si estos nuevos la van a cagar o no, pero prefiero no tener a una panda de ladrones que ya sabemos que lo son.

Ahora falta que los cambios se empiecen a notar también en el ámbito de la cultura.

Hay un cambio que no se va a producir. La ley del cine ha adolecido siempre de tener el problema de la distribución. Y ese conflicto pasa por enfrentarte a las majors. La cuota de pantalla sigue siendo mínima para nosotros. Gobierno tras Gobierno, se va convirtiendo en una especie de cruzada en la que nadie se quiere meter, porque es casi una especie de autoinmolación enfrentarse a poderes tan grandes. Al final esa ley nunca se cambia. O bueno, solo se modifica en algunos aspectos. Pero la parte dura, con la que nosotros podríamos mejorar nuestra industria, porque podríamos competir de manera leal contra las grandes corporaciones... eso de momento no se ha tocado y va a ser difícil que se haga. Estaría bien que nos tratasen un poco mejor como sector, que nos tratasen como a una industria que mueve un porcentaje alto del PIB del país, y que hace ganarse la vida a mucha gente.

En breve toma rumbo a Latinoamérica.

Sí, me voy a Chile.

¿A rodar?

Son cuestiones personales. Me voy un mes y pico para allá. Tengo mucha vinculación con Chile, porque tengo muchos amigos allí. Digo que es cuestión personal, pero también tiene algo de profesional, porque es gente que se dedica también al cine. Siempre acabo rodando alguna cosa allí. ¡Seguro que me lían para algo!

Tiene en cartel otro estreno esperado, 'ma ma', de Julio Medem, con Penélope Cruz.

Ha sido otro de esos rodajes intensos, sobre todo para Penélope. Es una película dura, con una temática jodida. Hay enfermedad y hay maternidad, todo al mismo tiempo. Pero también hay esperanza.

Aparte de ver películas de acción sin pretensiones, ¿qué hace para liberarse de tanta intensidad?

Tengo la música [el grupo rock Di Elas], aunque llevamos un tiempo un poco parados, la verdad. Me gusta mucho el campito: las plantitas, la jardinería. Es lo más zen que puedo llegar a hacer. No soy demasiado místico.