Aina Clotet, en busca de sus raíces indias

Aina Clotet

Aina Clotet / periodico

IMMA MUÑOZ

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Aina Clotet (Barcelona, 1982) le pasó lo que a su personaje en 'Rastros de sándalo': que un buen día se descubrió ante el espejo buscando sus rasgos de india. Le ocurrió en Los Ángeles, donde estaba haciendo teatro, cuando abrió el correo electrónico y encontró un SOS de la directora Maria Ripoll pidiéndole que se pusiera en contacto con ella. Andaba buscando una actriz que pudiera encarnar a una cuadriculada científica a la que la identidad se le va al garete cuando descubre que fue adoptada en la India. "Maria necesitaba verme urgentemente los ojos, que le mandara una foto con el pelo oscuro, antes de dar mi nombre a la productora para el papel. 'Si doy tu nombre sin más no me harán caso. ¡Si es rubia!, contestarán', me decía Maria. Y yo le aseguraba que tenía los ojos muy oscuros mientras me miraba al espejo y pensaba: 'Bueno, muy oscuros...".

Así relata Clotet cómo aterrizó ella en una película en la que todos los papeles tenían dueño excepto el que ella acabó encarnando. Ella sería Paula, una bióloga treintañera que un día descubre que en realidad es Sita, la hermana que le fue arrancada a Mina de los brazos cuando apenas tenía 3 años. Mina, convertida en una actriz de éxito, lleva toda la vida buscándola, y por fin ha dado con ella en Barcelona. El encuentro entre ambas hace que Paula se plantee quién es realmente ella, y cómo va a asumir esa verdad revelada.

"Eso es lo que me atrajo de esta película —explica Clotet—: que parece que habla de cosas muy concretas, como la adopción o la búsqueda de una hermana perdida, pero en realidad lo que plantea es la identidad, quiénes somos de verdad. Me gusta haber interpretado a una chica que decide desmontarse y volverse a construir, que se atreve a emprender un camino en el que va despojándose de todas las máscaras que nos ponemos para protegernos, y de todas las que nos pone la sociedad, para descubrir quién es".

Cameo de Anna Veiga

Aina Clotet, además de una actriz consagrada y muy conocida en Catalunya, es hija del doctor Bonaventura Clotet, una de las referencias mundiales en la lucha contra el sida, por eso le ha hecho ilusión que su personaje se dedique a la investigación con células madre. "Me incliné por ciencias puras en el instituto, y me habría gustado seguir por ahí, así que me encantó pasar unos días en el laboratorio preparando las escenas". En la película hace un cameo la bióloga Anna Veiga, que puso a dos chicas de su equipo a enseñar a Aina a moverse con soltura entre microscopios, pipetas y tubos de ensayo. "Acabarás sabiendo más de células madre que tu padre', me dijo".

Otro cameo destacado en la película es el de la coreógrafa de Bollywood Saroj Khan. "Es una de las mujeres más famosas de la India, más incluso que Nandita Das, la actriz que interpreta a Mina. Y eso que Nandita es una verdadera estrella en la India, por sus películas y por las campañas sociales que lleva a cabo. Pero Nandita se mueve en el circuito alternativo, no en Bollywood como Saroj Khan", explica Clotet.

Un equipo liderado por mujeres

A ella la deslumbró la potencia de la industria cinematográfica india. "El equipo estuvo cuatro semanas en la India. Yo apenas pasé 10 días, porque solo tenía tres o cuatro secuencias en Bombay, pero comprobé lo superprofesionales que son. Trabajamos muy bien con ellos. Y eso que al principio estaban muy sorprendidos porque todos los jefes del equipo de la película son mujeres, y eso, en una sociedad en la que a la mujer le queda un trecho enorme por recorrer, es muy fuerte. Una peluquera del equipo indio, un día que nos quedamos a solas, me confesó que en realidad ella quería ser maquilladora, pero que en la India las mujeres no pueden desempeñar esa tarea, porque solo los hombres pueden tocar el rostro de los actores, que allí son como dioses", revela Clotet.

Y si la constatación de esa desigualdad supuso una cruz en el debe de su relación con el país, una escapada a un cine de barrio –en la que comprobó, además, que colaba como india– la compensó con una colección de aspas en el haber. "Fue brutal. Cantan el himno puestos en pie al principio de la sesión, y durante la película no paran de bailar, gritar, cantar. No esconden sus emociones, como hacemos nosotros. Y hay colas enormes desde las diez de la mañana para entrar. Para ellos, todo lo que la vida no les puede ofrecer se lo ofrece el cine", sentencia.

La Barcelona mestiza

En 'Rastros de sándalo', el personaje de Clotet no solo indaga en sus raíces a 7.000 kilómetros de Barcelona: también lo hace internándose en la parte más mestiza de la ciudad de la mano de Prakash, "un indio guapísimo que la desmelena". Lo encarna Naby Dakhli, un actor francés que vive entre París y Londres y que sorprende con un catalán de nivel C. Como mínimo. "Es increíble. Lo aprendió en dos meses viendo los dibujos animados del Club Súper 3. Nos hicimos muy amigos y le presenté a mi gente, y a todos les pedía que le hablaran en catalán. Me maravillaron su profesionalidad y su capacidad", dice la actriz.

Su personaje es la prueba de que existen muchos universos dentro de la ciudad, y que no hace falta viajar lejos para conocer culturas diferentes. "La Barcelona que muestra la película no es la de postal, sino la de la inmigración, pero planteada de un modo integrador —concluye Clotet—. No se vende una ciudad de cielo azul y playa, sino su vertiente cultural y mestiza. La que a mí me gusta". 

DEL PAPEL A LA PANTALLA

Antes de ser plasmada en celuloide, la historia de Mina y Sira tomó cuerpo en papel. En el 2007 apareció la novela, escrita a cuatro manos por Anna Soler-Pont y Asha Miró. Soler-Pont, agente literaria, empezó a convertirla ya entonces en guion de cine con la esperanza de verla en la pantalla. Pasados los años, ella misma decidió arriesgarse a producirla, en la primera incursión de la agencia Pontas en el cine. Por el momento, ha ganado el premio del público en el festival de Montreal, y ha sido muy bien acogida en el de Valladolid. El viernes, 27 de noviembre, se estrena en toda España.