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Tableros inmortales

Mucho juego 8 Ramon Mallart atiende a una clienta en su comercio de Jaume I, 17.

Mucho juego 8 Ramon Mallart atiende a una clienta en su comercio de Jaume I, 17.

LAIA MESTRE
BARCELONA

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«Los juegos no tienen nacionalidad. Traspasan fronteras». Lo explica, detrás del mostrador, Ramon Mallart, rodeado de piezas de ajedrez, barajas de cartas, juegos de ingenio e infinitas curiosidades que llenan de vida una tienda muy especial. Es el propietario de Jocs Mallart (Jaume I, 17), un establecimiento con 65 años de historia especializado en juegos de mesa. Ofrece, entre muchos otros objetos, unos 500 modelos de juegos distintos de ajedrez, el artículo más vendido, y otros 1.000 de barajas de cartas.«Mi padre abrió la tienda en 1947. Siempre habíamos sentido deleite por tener este tipo de objetos. A mí me gustan, son cosas que te llegan dentro», afirma Mallart.

Igual que la tienda que los atesora, los juegos tampoco tienen caducidad. Su encanto se traspasa de generación en generación. Es por eso que Ester Mallart lleva 15 años trabajando en el establecimiento con su padre.«Le tengo mucho cariño porque es una tienda única y muy especial. Los juegos me gustan desde siempre. Se puede decir que yo he nacido aquí», explica.

Sin nacionalidad

Los clientes que frecuentan el comercio, situado en el centro de Barcelona, tienen un perfil muy diverso. Son heterogéneos, como los propios juegos. Aunque la tienda vive de la gente de la ciudad, el propietario recuerda que lo bonito de estos objetos es que no tienen nacionalidad y que los puede disfrutar todo el mundo. Explica también que los compradores no acostumbran a ser fijos:«La nuestra es una clientela distinta a la de otras tiendas que fidelizan con los clientes al cien por cien, porque nuestros productos son bienes de largo consumo. Un juego de ajedrez, por ejemplo, dura muchos años».

Aun así, no faltan los coleccionistas que frecuentan Jocs Mallart. Uno de ellos es Julio Fuentes. Colecciona cartas del tarot desde hace 30 años y hace 10 que es cliente de la tienda.«Tengo más de 100 tarots distintos. Colecciono este tipo de cartas porque me gustan a nivel estético, no esotérico-explica-.Descubrí la tienda hace años y vengo a menudo porque me asesoran muy bien».

Como cualquier rincón secreto, el boca-oreja es fundamental para este tipo de establecimientos. Además, el ayuntamiento la considera una tienda importante en el tejido comercial de Barcelona, incide el propietario.

Mallart destaca las virtudes de los juegos: crean a personas extrovertidas, porque se necesita más gente para jugar y son más económicos que otras diversiones:«Una baraja de cartas es un gran antiestrés. Produce un efecto sorprendente cuando la abres y la tienes en la mano un rato. Hay pocas cosas que tengan ese don», concluye.