UNA historia de CIUTAT VELLA... la plaza de Sant Felip Neri

Sant Felip Neri, el oasis de la muerte y la vida

Una bomba mató en 1938 a más de 20 niños del colegio que hay en la apacible plaza

La plaza 8 Unos niños juegan delante de la iglesia de Sant Felip Neri.

La plaza 8 Unos niños juegan delante de la iglesia de Sant Felip Neri.

SARA MINGOTE / Barcelona

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Turistas, fotógrafos, niños que corretean y caminantes curiosos son algunos de los componentes habituales del lienzo de la plaza de Sant Felip Neri. Rincón ineludible de la ciudad, esta plazuela ubicada en el barrio Gòtic deja sin respiración a más de uno cuando observa las heridas de guerra, restos de metralla que se aprecian en las paredes.

Levantada sobre el que fue un cementerio medieval y rodeada de construcciones de estilo renacentista, la plaza alberga también la iglesia de Sant Felip Neri, anexada a la Congregación del Oratorio. Desde este recinto -con una fuente octogonal en el centro- también se puede acceder al Museu del Calçat, cuyo edificio comparte con la Casa del Gremi de Sabaters, sede de la cofradía de maestros zapateros.

Cicatrices

Las cicatrices de la plaza son los impactos de la metralla de una bomba lanzada en el año 1938 por el bando fascista durante la guerra civil. El trágico balance (hubo más de 40 muertos, la mayoría de los cuales eran niños) contrasta con el murmullo que se escucha en la plaza, puesto que los niños del Col·legi Sant Felip Neri la utilizan durante los recreos para sus juegos.

La explosión también destruyó muchas de las construcciones de los alrededores de la plaza. Turistas y barceloneses todavía pueden apreciar hoy las huellas que dejó la metralla en las paredes.

«En esta plaza se han filmado escenas de la película El perfume» explica Pere Costa, conserje del convento de Sant Felip Neri. Costa afirma que la plaza, a pesar de ser zona de interés turístico, es un lugar tranquilo, reposado y desconocido para muchos barceloneses. El conserje del convento puntualiza que esto se debe a que el lugar está casi «escondido». Costa añade: «Existe la falsa creencia de que las marcas que dejó la metralla en la plaza fueron por fusilamientos, y eso no es cierto».

Xavier Ferrándiz, empleado de World Experience (WE) Barcelona, negocio colindante a la plaza, explica: «Este lugar se ha convertido en una parada obligatoria en las visitas turísticas guiadas». El trabajador de WE señala que este es uno de sus rincones favoritos del casco antiguo. Ferrándiz también ejerce de guía turístico y explica que, a menudo, los visitantes, conmovidos, le dan las gracias por descubrirles ese interesante emplazamiento. «Cuando la ven por primera vez, muchos se maravillan. En un enclave cargado de emoción, especialmente en el mes de junio, que es cuando los árboles florecen», asegura Ferrándiz.

Y es que en junio, las tipuanas de la plaza de Sant Felip Neri muestran sus vivas y amarillentas flores a los curiosos que se aventuran a conocer este rincón del barrio Gòtic.

Una mañana cualquiera, se pueden ver a los niños correteando y divirtiéndose con juegos o a turistas hospedados en el sofisticado Hotel Neri, ubicado en la calle de Sant Sever, al lado de la plaza, que se acercan a observar este rincón. No es raro observar flases inmortalizando a modelos que posan con las paredes del oratorio de fondo o a turistas atentos a un guía que les pregunta '¿Alquien de vosotros ha visto la película El perfume?

Todo ello, tal y como apunta Ferrándiz, consigue crear una indescriptible emoción que flota en el ambiente que reina en la plaza de Sant Felip Neri, «Lo primero que ves aquí es vida. Aunque es vida y también fue muerte», apunta.