UNA historia de SANTS-MONTJUïc... el Vapor Vell

Una biblioteca tejida con pana y terciopelo

Güell, Ramis & Cia. fue el primer complejo industrial moderno que se instaló en el distrito

INMA SANTOS HERRERA
BARCELONA

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Desde la plaza de Sants, remontando la calle de Joan Güell, se perfila la silueta de una nave industrial de cuatro plantas con las ventanas de hierro forjado. Una chimenea de obra vista de 54 metros de alto, con una base cuadrada de 4 metros de ancho, custodia el edificio, declarado Monumento Histórico desde 1985 y emblema del pasado industrial: el Vapor Vell.

La historia de Sants se teje entre las hiladuras de pana y terciopelo, al arrullo de los telares de esta fábrica, la Güell, Ramis & Cia. Fue el primer complejo textil moderno que se instaló en el distrito en 1846, impulsado por el industrial Joan Güell, un recinto que recordaba la arquitectura fabril de Manchester, con una plantilla de «38 hombres, 25 muchachos, 145 mujeres y 49 muchachas». Afectada por la crisis en 1873, cerró sus puertas en 1890.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, a las puertas del recinto, los trabajadores esperaban el sonido de la sirena para ocupar su puesto de trabajo. Hoy, en ese mismo lugar, la gente espera a que abra sus puertas la biblioteca pública Vapor Vell, que desde el 8 de octubre del 2000 ocupa parte de la única nave industrial que queda de la antigua fábrica. Diez años de éxito. «Tenemos una media de 1.300 visitas y unas 1.000 consultas al día», asegura su director, Julián Figueres.

La biblioteca, que comparte espacio con la escuela CEIP Barrufet, ocupa la planta baja y las dos superiores. En el interior, una placa recuerda que en 1897, el cineasta Fructuós Gelabert rodó en el patio de la fábrica su primera película, Riña en un café. El espacio ha respetado las ventanas laterales, las claraboyas en las cubiertas de madera, y las columnas de hierro forjado. El ruido de los telares, sin embargo, ha dado paso a la música urbana, especialidad de la biblioteca, que tiene más de 7.500 cedés, mil libros y una colección de 4.000 maquetas, testigo único de la actividad y el patrimonio musical de Barcelona, desde los años 80 hasta hoy. «Tenemos grabaciones de los 80 y 90, realizadas en la sala Transformadors y en el programa de Ràdio 4 La Taverna del Llop, en el centro cívico La Bàscula y en el proyecto Interrock. El legado más actual proviene del Grec, del concurso de cantautores de Horta-Guinardó, y de donaciones de músicos y aficionados», detalla Oriol Planes, responsable de la sección de música.

Ni la biblioteca Vapor Vell, ni el CEIP Barrufet, olvidan sus orígenes. «Tras el cierre, el recinto se usó como almacén, como taller de carpintería y como sede del Club Esportiu Mediterrani, que utilizó los depósitos de agua de la caldera como piscina hasta 1976», explica Figueres. Después fue propiedad del grupo Rumasa, hasta que el Gobierno de Felipe González lo expropió. El movimiento vecinal inició su lucha por la recuperación del edificio, que culminó en el 2000 con la apertura de dos espacios públicos para la educación y la cultura. «Es poético que un lugar en el que trabajaban menores, sea un lugar de crecimiento personal para niños de la misma edad que aquellos,» afirma Assumpta Segura, directora del CEIP Barrufet.