Ter Stegen: "Vine al Barça por Zubi"

El portero alemán del Barça explica en una entrevista con EL PERIÓDICO que el exdirector deportivo le contó "todo sobre el club, lo bueno y lo malo"

JOAN DOMÈNECH / MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Encarrilado el paso a la final de la Copa del Rey (el Barça ganó 3-1 al Villarreal en la ida de la semifinal), Marc-André ter Stegen (Moenchengladbach, 30 de abril de 1992) volverá ahora a la portería. La Champions reaparecer en el calendario azulgrana con la visita el próximo martes al Manchester City. El joven meta alemán es el designado por Luis Enrique para defender al equipo en las dos competiciones eliminatorias, mientras la Liga continúa reservada a Claudio Bravo, el otro guardameta que llegó con él en dos de los mejores fichajes que dejó como legado Andoni Zubizarreta, excolega y también exdirector deportivo desde enero.

-¿Por qué es portero?

-Porque me gusta estar en la portería, ver el juego desde atrás y hacer todo lo posible para impedir que marquen un gol a mi equipo. Es mi trabajo y estoy muy contento de ser portero.

-¿Pero quería ser portero de joven? A los niños no les suele gustar.

-No, no quería ser portero. Tal vez sea difícil de entender. Al principio, de niño, quería ser delantero centro, o tener un papel destacado en el equipo, y ahora es totalmente diferente. Un día se lesionó el portero, nadie quería ponerse en la portería y yo dije que sí.

-¿Cuándo se produjo ese cambio?

-Debía de tener 11 años más o menos. El portero se lesionó, nadie quería colocarse bajo los palos y yo dije que sí. Fui el único que aceptó.

-En menos de diez años se ha convertido en su trabajo. Fue una elección afortunada.

-Sí. Quizá de haber seguido como delantero no estaría hoy aquí. Fue una gran decisión.

-¿Se siente portero o todavía se siente un futbolista que se coloca bajo los palos?

-No, me siento portero. Ha sido mi primer trabajo, como decía, y esa es mi principal misión en el equipo: evitar goles con mis paradas. A pesar de la importancia del juego de pies, lo más importante es evitar goles.

-Valdés tampoco quería ser portero.

-Sí, sí, lo sé.

-¿Cómo adquirió esa técnica que demuestra con el balón?

-En los entrenamientos. Desde joven me propuse jugar bien con las dos piernas, tener las dos opciones para pasar cuando tuviera la pelota. Que el adversario no supiera si voy a golpear el balón con la derecha o con la izquierda, porque eso le dificulta para defender.

-¿Quién o quiénes fueron sus referencias mientras crecía?

-Oliver Kahn, desde luego, ha sido el mejor. ¿Neuer? No, Manuel no era aún profesional cuando yo era crío. Kahn y otros buenos metas como Buffon o Casillas, incluso, eran los más destacados mientras iba creciendo en Moenchengladbach.

-¿Cree que se parece en algún aspecto a alguno de ellos?

-No, yo quería tener la mejor actitud en el campo y me fijaba en lo que hacían, la forma que tenían de demostrar su confianza en el campo, eso era todo lo que me interesaba, luego tú te formas por ti mismo.

-¿No les ha copiado nada? ¿Tiene usted su propio estilo?

-Nunca he copiado a nadie porque cada portero, aunque tengas detalles similares a otros, es distinto a los demás. Yo soy totalmente diferente a otros porteros.

-¿Cual es su mejor virtud?

-No lo sé. Es mejor que lo digan los demás o lo piensen los demás. Sé lo que puedo hacer en el césped y lo que debo trabajar más. Díganlo ustedes.

-Cambiemos la pregunta: ¿en qué cree que debe mejorar?

-Cada uno se fija un propósito, y el mío era ser progresar con los dos pies. Empecé a mejorar en cada entrenamiento, en cada partido. Quería ser mejor que los otros. Creo que esa es la cualidad básica de un futbolista: querer trabajar siempre, querer progresar. Desde que era niño he pensado así.

-¿Y de mayor cuál es su objetivo?

-Tener éxitos. Al final, el éxito es el objetivo último. Si no logras el éxito, no eres bueno, así que quise ser bueno para tener éxitos.

-¿Y cuál era ese éxito? ¿Ser profesional, internacional, jugar en el Bayern, en el Barça...?

-No, no. Mi primer sueño era llegar a jugar como profesional en el Borussia Moenchengladbach. Era el único que quería conseguir y lo logré. Me sentí muy orgulloso. Es un club majo, muy familiar. Cuando logras tu objetivo, buscas otros, deseas más. Quería dar un paso adelante, aprender otras cosas, otro idioma...

-Y después del Borussia, ¿fue ser internacional con Alemania?

-No, porque no puedes influir en eso. Si lo haces realmente bien en tu club te darán la oportunidad de jugar con la selección. Estoy orgulloso de haber sido internacional y de haber llegado al Barcelona. El éxito, ahora, es tener un trofeo en tus manos. Eso es por lo que jugamos los futbolistas.

-¿Cómo se gestiona interiormente un error cometido? Ante el Villarreal admitió su fallo en el gol.

-Pensando en él. Es fundamental saber qué ha salido mal, qué has hecho mal. Después de cada partido sé exactamente si hice un buen trabajo o no. Eso es importante. Errores los comete todo el mundo, la cuestión es acabar con ellos. Analizarlos, asumirlos, corregirlos y seguir adelante.

-¿Un portero siente el miedo a fallar?

-Si tienes miedo a los errores, los cometerás. No, nunca pienso en que fallaré, disfruto de la atmósfera del fútbol, me encanta jugar al lado de grandes futbolistas, estar en el césped, en el estadio, no hay nada mejor.

–La gente en Barcelona todavía recuerda la historia de Robert Enke.

–Yo también, naturalmente. Era alemán.

–¿Fue una enseñanza, una lección lo que le pasó a él [se suicidó víctima de constantes depresiones]? Para los jóvenes sobre todo.

–Sí, creo que sí. Fue muy triste lo que sucedió. Pero cada persona es diferente y tiene una forma particular de asumir las críticas, por ejemplo. O fuera del fútbol. Él no pudo explicarlo. Las personas asumen sus experiencias vitales a su modo. No pienso nunca en eso porque nadie estuvo en su situación.

–El caso explica cómo puede llegar a ser la presión que siente alguien, no solo un futbolista.

–Sí, eso quería decir, que cada uno tiene su forma de pensar y de sentir. No sé cómo manejó lo que pasó aquí o cómo vivió en Hannóver, no sabremos si yo habría pensado distinto o me habría sentido más presionado que él. No es una buena idea comparar.

–¿Tiene supersticiones?

–Mmmm... sí.

–¿Muchas? ¿Es de los que sigue un ceremonial antes de los partidos?

–No, no. He cambiado en los últimos años. Me gusta tener una buena sensación en las manos, con los guantes. Cada día es distinto, te sientes de otra manera respecto al día anterior. La verdad es que necesito muchos.

–¿Solo esa manía con los guantes? ¿Nada de particular con los colores de su camiseta?

–No, nada, no me importa. Solo los guantes. Los cambio antes de cada partido que disputo.

–¿Qué es lo primero que le comentó Zubizarreta para fichar por el Barça?

–Hablamos de muchas cosas en aquellos días. Me contó muchas cosas. Las positivas y las negativas del Barça. Es lo que esperaba. Quería que me contara la verdad y lo hizo. Deseaba saberlo todo y me lo contó todo. Ahora no me sorprenden las cosas.

–No solo las bondades del club y del equipo...

–No, no. Cuando te vienen a buscar te cuentan solo lo bueno: que si todo es perfecto, que si el sol, que si el estadio, que si los futbolistas... Me explicó lo bueno y lo malo.

–¿Qué era lo malo?

–Quizá mejor que no cuente lo que hablé con otra persona... Es especial ser el portero del Barcelona.

–¿Conocía su pasado? Zubi se marchó del Camp Nou cuando usted tenía dos años.

–Sí. Por supuesto. Conocía muchas cosas de él, no con exactitud, pero sí de su carrera. Pudo sentirse orgulloso de la gran labor que hizo en el Barça. Zubi es la razón por la que estoy aquí. Vine al Barça por él.

–¿En serio?

–Sí, porque me contó la verdad. Fue muy cercano, muy claro, y su opinión fue muy valiosa. Sin duda. Me habló de un grupo muy familiar y eso me importaba porque yo procedía de un club familiar como el Borussia. Quería ir a un que fuera igual. Que tuviera formado un grupo, que hubiera una buena relación entre todos, y me he encontrado lo mismo en Barcelona: la gente se relaciona, no mira solo el móvil o está pendiente solo de su propia carrera. Era lo que quería. Zubi me lo explicó. Realmente este un gran equipo. Quizá esa fue la única mentira de Zubi: no solo es un buen equipo, sino que es, realmente, un gran equipo.

–¿Ha confirmado también lo malo del Barça o todavía no?

–Sí, también. Me explicó cosas que no conocía y que no esperaba encontrar porque yo no conocía a fondo el club. Todo lo que me dijo estuvo explicado perfectamente. ¿Qué? Preferiría que lo comentara él.

–¿Es diferente el fútbol alemán del español?

–No he jugado la Liga, solo la Champions y la Copa. Lo único que quizá no esperaba es comprobar que es un fútbol bastante duro. No solo es jugar, es fuerte a veces. En la Liga es lo mismo cuando juegas ante el Villarreal o el Elche. Quieren defenderse, es su prioridad, aunque también deseen ganar. Pero les importa por encima de todo estar ordenados, defender, y nosotros somos 11 jugadores con el balón, no solo diez y un portero.

–El panorama cambiará ante el Manchester City el próximo martes.

–Es un gran equipo. Lo vi las dos veces que se enfrentó al Bayern. Si quieres conseguir el objetivo final, el éxito, el título, habrá que eliminarles.

–¿Se ha aburrido esta temporada en algún partido por el poco trabajo?

–No. Nunca me aburro. Siempre estoy pendiente de dónde está la bola, debo estar sabiendo dónde está la bola, tienes que estar concentrado siempre.

–¿Lo consigue?

–Sí. Los 90 minutos. No, perdón, los 95 o 96 con el tiempo añadido. Quizá sea esa la mejor virtud que ha de tener un portero: la concentración. Sobre todo en el Barcelona, donde no hay muchas oportunidades para intervenir.

–Solo en el área, lejos de los defensas y del público, ¿no se siente solo?

–No. Tampoco.